Crítica de Y de repente tú (Trainwreck)
Amy Schumer ya es una estrella. No sólo es desde hace años una de las monologuistas
más valoradas y seguidas sino que su incursión en roles de actriz y guionista la han aupado
a una fama que trasciende al gran público.
Su serie Inside Amy Schumer, más allá de ser más o menos divertida, contiene una
refrescante dosis de humor inteligente e irreverente, casi siempre desde un punto de vista
femenino -y feminista- que la actriz siempre ha reivindicado.
Si sentáramos a un alien o a un viajero del tiempo y le hiciéramos ver dos series como
Inside Amy Schumer y Louie, seguramente se formaría una visión bastante interesante -e
hilarante- sobre lo que significa ser una mujer y un hombre en el s. XXI.
La última incursión de Schumer en el ámbito de la comedia es Trainwreck (o Y de repente
tú, si te van las traducciones horribles). Se trata esta de una película hecha a medida de la
actriz: escrita y protagonizada por ella de una manera casi exclusiva.
En la dirección encontramos a un gurú como Judd Apatow, mientras que de comparsas de
Schumer hay gente tan variada como Bill Hader o LeBron James.
Al acabar de ver Trainwreck uno no puede dejar de pensar que es una película que habría
sido rompedora hace diez o quince años. Sí, la interpretación de Schumer es realmente
sorprendente, ofreciendo diferentes registros y provocando la risa del espectador en
muchas ocasiones. Sí, el guion se nota trabajado; la mayoría de los chistes son inteligentes
y algunos cameos de famosos resultan ser más que interesantes.
Sin embargo, una película no puede ser una colección de sketches. Y es lo que Trainwreck
desprende. El único hilo conductor entre una situación y otra es una trama de comedia
romántica demasiado clásica. Mientras que el envoltorio es del 2015, la estructura pasó de
moda en 1942.
Otro territorio de disputa es sobre lo conservador/liberal o machista/feminista que es este
film. Por una parte, el personaje de Amy Schumer parece haber superado los clásicos roles
de género, pero lo cierto es que no es más que alguien que parece moverse como un pez
en el agua en un mundo machista en lugar de intentar cambiarlo. Por otra parte, hay que
destacar lo profundamente conservador que el film se torna a medida que avanza. La
protagonista parece feliz saltando de cama en cama, bebiendo mucho alcohol y en un
trabajo que odia, pero nos damos cuenta de que realmente no lo es y no lo será hasta que
imite a su hermana -casada, con un hijastro y otro hijo en camino- y siente la cabeza con un
hombre decente.
La dirección de Judd Apatow tampoco aporta demasiado, más allá de alguna referencia -un
tanto casposa- a Woody Allen, contados gags visuales o una decente dirección de actores –
tiene que ser difícil hacer que LeBron James no lo haga del todo mal.
Y de repente tú es una comedia que muy difícilmente se convertirá en un clásico o en una
película de culto. Y tampoco destacará por ser rompedora, innovadora o divertidísima. Y
eso hace que sea innecesaria, más allá de hacer crecer la fama de Amy Schumer y la
billetera de Apatow.
6/10