Crítica de The Yellow Sea
Tras un debut sensacional con The Chaser (que se pudo ver por Sitges el año pasado, pese a ser del 2008), al sur-coreano Na Hong-jin le tocaba confirmar lo que por aquel entonces apuntaba. Las buenas maneras de su opera prima debían pasar la reválida con este The Yellow Sea que, sobre el papel, ya se antojaba más grande en todos los sentidos. Nada más y nada menos que 140 minutos de thriller oscuro y agobiante sobre asesinos, mafiosos y policías, bien amparado por recursos suficientes como para hacer lo que le viniera en gana (o casi), y con una muy buena recepción del público en los cines de su país de origen. Así se presentaba esta cinta en la 44 edición del festival de cine de Sitges, acompañada de una gran expectación que llenaba hasta la bandera sus múltiples sesiones. Hasta en tres ocasiones pudo verse. Y a la hora de la verdad, no ha decepcionado. Al contrario, The Yellow Sea es una de las importantes del año, y no pocos la comparan ya con el cine de Michael Mann. Su estilo negrísimo y elegante, su condición de película grande y la combinación entre dramatismo intimista y espectacularidad (que emana cada una de sus secuencias de acción) la convierten en una cita imperdible para todo amante del cine de acción bien hecho.
Pónganse en el turmix más caro del mercado Collateral y Heat con Chuck Norris y Jackie Chan. Añádase mucha hemoglobina pero mézclese lentamente durante una hora antes de darle al turbo. De ese pastiche podría salir la cinta que nos ocupa. Una introducción que es la antítesis de lo precipitado, sirve para poner en situación: un hombre es contratado (más bien forzado) a matar a un tipo para saldar deudas con un peligroso malhechor y poder traer de vuelta a su mujer del otro lado de la frontera coreana. Para eso, él también debe cruzar la frontera con tal de dar con el objetivo, al que empieza a estudiar meticulosamente mientras se hace a la idea de lo que está a punto de realizar. Pero cuando por fin encuentra la ocasión perfecta, todo se tuerce. Y entonces se entra en la segunda parte del film.
Hay quien opina que la primera es la mejor, por aquello de dibujar a la perfección un personaje atormentado, ambiguo. Ciertamente, se trata de un estupendo drama de cine negro en que el espectador enseguida empatiza con el protagonista y su difícil situación, sintiendo con igual intensidad el constante tic-tac que parece atronar en sus oídos. Se trata de un drama claustrofóbico que parece abocado al desastre, y como tal se sufre. Sin embargo, en la segunda parte del film todo se desmelena, el realismo da paso a la exageración quasi superheroica y el tempo pausado y contenido cambia radicalmente hasta mutar en un trepidante thriller de acción pura y dura, con persecuciones, tiros, peleas y mucha violencia (y muy explícita) por doquier. La secuencia que supone el pistoletazo de salida sirve como claro ejemplo de lo que va a ser de ahí en adelante The Yellow Sea. Un enfrentamiento gore, una persecución espectacular a pie, en coche y con lo que haga falta, y a partir de ahí, la locura.
Na Hong-jin crea y se recrea en un delirio, un infierno por el que el protagonista y otros personajes secundarios se abren paso a golpe de hacha, en una escapada constante y cada vez más extrema, salpicada de infinidad de chorretones sanguinolentos. Cierto es que los amantes de lo plausible y el drama realista deberán cambiar el chip para no salir escaldados del cine, pero la ocasión lo merece. El director hace verdaderas virguerías para insuflar todavía más ritmo a un espectáculo tan excesivo como riguroso, que no escatima en gastos ni disimula su grandeza, y que a velocidades vertiginosas va encaminándose hacia un clímax que se va previendo de antología. Una gozada, en definitiva, que encima se toma la molestia de elaborar un entramado más denso y enrevesado de lo imaginado, obligando a prestar atención para entender todos sus detalles.
Esta crítica se publica antes de saber los ganadores de la presente edición del festival de Sitges, pero poco importa si el jurado se acaba olvidando de ella. Al final, lo que cuenta es que uno sale de este vendaval de acción con la gratificante impresión de haber asistido a una gran producción cinematográfica, hecha con voluntad de hacer las cosas bien. Claro, así es muy difícil que la cosa se tuerza. Sigamos de cerca a Hong-jin, que puede darnos muchas, muchas alegrías…
8/10
Me muero por verla. Ahora que me estoy haciendo fan total del cine coreano…y The Chaser es una de mis favoritas.
Me too. Muchas ganas.
Pues Lady Vengeance (bueno, y SSR, claro!) esta para mí es ligeeeeeramente superior a The Chaser. Porque es mucho más bestia, grande, y burra. A ver qué os parece!!
Esta la tengo pendiente,jeje.
Una de las que me apunto para ver.
se estrenará en Ejpaña, así que al loro!!
Pues queda apuntada esta junto a las de Downey Jr. y Fincher este mes. Porque la Thatcher mejor para otra ocasión ¿No?
De la de la Tatcher yo paso olímpicamente. Esta es gloria hecha cine. En serio.
(Vale, yo a veces me flipo mucho, pero en serio, mola un güebo)