Especial Ingmar Bergman. Recordando Noche de circo y Sueños

A decir verdad, la simple aparición en el panorama español de algunos títulos que completan la extensa filmografía de Ingmar Bergman en formato doméstico es, al margen de la calidad de sus contenidos añadidos, una noticia en sí misma. Y cabe agradecerle a A Contracorriente Films la ocasión, a pesar de que ambas películas habían aparecido ya en nuestro mercado hace un tiempo y de que ciertamente los contenidos extras son exiguos, por no decir inexistentes. Pero la cinefilia puede con todo, y tener la posibilidad gozar en formato DVD de Noche de circo (1953) y Sueños (1955) con una calidad de imagen y sonido francamente notables, merece la pena.
Se trata de sendas películas rodadas en una hipotética segunda gran época del autor tras la explosión de los cuarenta punteada con títulos imprescindibles como Música en la oscuridad, Ciudad portuaria, La sed, o Prisión y enmarcadas entre indiscutibles pilares de la filmografía bergmaniana. Sólo Una lección de amor (rodada en 1954) separa a Noche de circo y Sueños, franqueadas la primera por Un verano con Mónica y la segunda por Sonrisas de una noche de verano: dos títulos, decimos, indudablemente robustos que en primera instancia podrían hacer palidecer a los dos que nos ocupan. Y nada más lejos de la realidad.

Si bien ninguna de las dos posee el peso específico y la importancia histórica de aquellas, también es cierto que están trufadas de detalles de interés que las convierten en excelentes películas de por sí y en preciosas piezas fundamentales del entramado Bergman.

La primera, Noche de circo, por certificar de entrada una relación que fructificaría posteriormente en los sucesivos títulos: la del realizador sueco con una de sus actrices, Harriet Andersson. Ella es una de las encargadas de dar forma al complejo y funesto drama humano que caracteriza una película considerablemente sombría. Tejida por el claroscuro moral, por la turbulencia de unos personajes que van enrareciéndose y al mismo tiempo por un aparato formal denso, depurado, casi barroco. Lejos de la sequedad visual que caracterizó las grandes obras de Bergman (y a pesar de que esto entabla lazos formales con su posterior El séptimo sello, o incluso con algunos títulos de su etapa de autocuestionamiento religioso, como Los comulgantes o El silencio) la película estalla expresivamente a través de una puesta en escena rica en matices, tonos y luces, una propuesta de enorme plasticidad. Inspiración para futuros autores europeos, Noche de circo podría servir como enlace entre ellos y un pasado del que bebe y se nutre para proponer sus planteamientos estéticos. Y éticos, por supuesto. En Noche de circo el poso del expresionismo alemán cae como una losa, pero se suaviza a través de la lírica del impresionismo francés (y posteriores, hay algo de Carné y Duvivier en todo ello) y una puesta en escena que también apunta a Sjöström. O mejor dicho, a Seastrom: no son pocos los que han visto la influencia de La carreta fantasma en este Bergman, pero si en algo se fijaba, parecía más bien en la maravillosa El que recibe el bofetón.

Por otro lado, Sueños suaviza las formas, pese a que de nuevo el trabajo de la puesta en escena (y especialmente su inteligente uso de la profundidad de campo) vuelve a ser esencial para la construcción psicológica de los personajes. No obstante, el realizador sitúa su foco de atención en otro punto estratégico. A pesar de que tiene un cierto aire onírico y una aureola de cuento, en el mar referencial de la película parece coronar algo así como el melodrama clásico -y no necesariamente norteamericano; más bien británico- construido a partir del drama psicológico para reflejar (de nuevo, constante que se repetirá en el cine de Bergman como un mantra creativo) un doble protagonismo femenino. Aquí, ambas mujeres se enredan en relaciones con hombres mientras intentan no ser «la otra mujer». Hombres que, para colmo, aparecen ligados por sus respectivas esposas que actúan como sendas presencias amenazantes. Una convirtiendo el relato en una especie de nueva versión de Rebecca, y la otra dando pie a un drama de cámara mucho más bergmaniano, más existencialista e introspectivo si cabe. Ambas líneas argumentales terminan estando caracterizadas por una escalada sutil que conduce a sendos momentos de alto voltaje emocional. Climax que alcanzan de manera taciturna, uno por cada una de las dos historias que conforman la película.

Dos títulos, en resumidas cuentas, que reúnen suficientes características de interés y que se antojan imprescindibles de por sí no sólo para el completista del director sueco sino también para quien quiera acercarse a él de manera furtiva y casual. No obstante, es este segundo tipo de espectador quien se verá un tanto desamparado ante la edición que ahora se nos presenta, totalmente desnuda de extras. O casi: ambos DVDs contienen sólo una ficha técnica y una artística, además de las habituales posibilidades idiomáticas (V.O. y doblada, subtítulos en español) limpias y gozosas en calidad de sonido.

Sin embargo, al respecto, el interés de la edición se redirige hacia sendos libretos informativos escritos por Jordi Puigdomènech, experto en la obra de Bergman que traza dos pequeños ensayos, Sueños y las cinco etapas de la obra de Ingmar Bergman e Ingmar Bergman y el drama de la existencia que revelan detalles de la vida del autor y matices de las dos obras tratadas. En ellos radica el interés de una edición que, de por sí, y a tenor del incalculable material que contienen, ya era, como decía, importantísima.

¿Sueños y Noche de circo bien editadas en DVD? Somos un poquito más felices. Aunque ahora, tomen nota, señores del mercado doméstico, nuestras DVDtecas piden las también fabulosas Esto no puede ocurrir aquí y La carcoma, a día de hoy aún inéditas. Nosotros lo dejamos caer.

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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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