Minicríticas de los nominados a Mejor Corto de Animación 2011

Ya os contábamos. Desplegamos nuevo ataque informativo desde La Casa, que no quede, para ofreceros toda la información posible y probable de cara a la ceremonia de los Oscar que se aproxima discretamente. Y para que no os pille desprevenidos, pues eso, sabed todo lo que hay que saber sobre los nominados y ya si eso nos lo agradecéis luego. Vamos, por aquello de que podáis fardar con los colegas y decir «ah, este corto es estupendo» aquí os va una primera ración de minicríticas, que los hay que las porras, cuando las hacen, las hacen bien. Eso es, nominados al Mejor Corto de Animación.

El nivel general, ligeramente superior al del año pasado y con un pico estratosférico que supondrá la mayor injusticia de la historia de los galardones si es que no lo recibe. Ya os imagináis.
Pero a parte de «ese» hay cuatro más. Al lío.
Pequeño salto y a por ellos.
Empezamos con «Let’s Pollute«, un encantador 2D para toda la familia que en realidad contiene mucho cianuro en sus pliegues bidimensionales. Al modo de uno de aquellos videos educativos de servicio público de los años 50 y 60 que tanto gustaban a los americanos y su querido way of life, «Let’s Pollute» nos insta a «progresar»; esto es a consumir como animales, a gastar como bestias, a contaminar como salvajes. Al fin y al cabo, la historia de la humanidad es justo esa, el progreso de la ciencia y el avance desaforado de las tecnologías conllevan «ciertos detallitos sin importancia».
La intención está clarísima, se trata de una irónica puya a la actual sociedad de consumo cimentada sobre la perversión que fomentan las grandes multis a través de los medios de comunicación. La falacia del uso y abuso como aparente necesidad vital y como «estado natural» del hombre moderno. Mala, muy mala leche ironizando sobre el coste hacia la naturaleza de la industrialización salvaje, la explotación bestial del trabajador, el cultivo de transgénicos, el uso de pesticidas… industria química, deforestación, caza furtiva…
Mensaje alto, claro y ya conocido. Pero necesario, puñetero y envuelto en un precioso paquetito: voz amistosa y optimista, música swing amable con cancioncillas pegadizas, un diseño de personajes simpatiquísimo y una calidad en la animación óptima. Pues eso, hijaputa y divertida.

 

Como «Let’s Pollute», «Madagascar, carnet de voyage» muestra un cierto apego hacia una situación actual, pero el enfoque es distinto. Articulado como un diario de viaje puro y duro, el corto de Bastien Dubois funciona como reflejo social del país africano: practica esa destrucción del pensamiento único y del prejuicio reduccionista a través de un calidoscópico carrusel de imágenes animadas de distinta naturaleza que terminan por ofrecer esa visión plural del África negra. Aquí hay 2D, 3D que parece 2D y un arsenal de técnicas pictóricas y fotográficas que pasan por la acuarela, el carboncillo, el pastel, el lápiz, la infografía, la fotografía en stop motion o los recortes. Con un tono visual que oscila entre distintas gamas de colores y el blanco y negro.
Un puro y duro testimonio cuasiturístico, sin un claro argumento más que el reflejo de las tradiciones, las costumbres y el retrato de las personas, los paisajes, la fauna y la flora, todo en una minicápsula optimista, bonita y condimentada por una banda sonora compuesta íntegramente por sonidos africanistas.
Un posible heredero dominguero de Jean Rouch.
Muy maja.

 

Otra historia totalmente distinta es «The Gruffalo«, adaptación de un cuento infantil de Julia Donaldson que han hecho por encargo de la británica BBC Max Lang y Jakob Schuh.
Es curiosa la tendencia del 3D a imitar texturas lo más cercanas posibles a una realidad… de juguete. Se busca cada vez con más insistencia la «palpabilidad» de los objetos, pero no intentándolos acercar tanto a la realidad como a sus representaciones. En otras palabras: «The Gruffalo» no intenta que sus personajes parezcan animales reales sino muñecos de animales reales. Y lo consigue: el ratón, las ardillas, el zorro que protagonizan el corto efectivamente parecen tangibles, arcilla pura. Pues eso, curioso.
En cualquier caso, esto es un cuento infantil «como los de antes» (de hecho es un cuento contado: por una mamá ardilla con la voz de Helena Bonham Carter a sus dos ardillitas… y en verso), con sus recursos (estructura episódica, mensaje final) y sus personajes simpáticos. Muy simpáticos, en realidad: un ratón que lucha por no ser comido, una tropa de depredadores asustadizos y un… bueno, un gruffalo.
«The Gruffalo» es graciosa, está bien hecha, tiene una música maravillosa (cortesía de René Aubry), unos intérpretes de renombre (también están Robbie Coltrane, John Hurt y Tom Wilkinson) y que al final funciona admirablemente como una pequeña parábola sobre el poder de inventar historias y el choque entre la imaginación y la realidad, y como un guiño cariñoso hacia el bonito mundo del cuento infantil ilustrado.
Sería nuestra preferida de no existir «Día y Noche».

 

«The Lost Thing«, por su parte es el juguete 3D en el que el australiano Shaun Tan adapta su propio cuento infantil para crear una especie de fábula posapocalíptica en la que un chaval encuentra una extraña criatura mecánica en un basurero de Melbourne y no se le ocurre mejor que… llevársela para casa. Allí, tras ser ignorada por los padres del chico, la criatura y él entablarán una curiosa amistad.
Es el único corto que no hemos podido ver íntegro, pero hay que decir que no tiene en absoluto mala pinta. Gasta un look atractivo, con una animación competente y una estética entre la ilustración para niños y el steampunk.

 

Y hemos dejado lo bueno para el final. Sin ánimo de desmerecer, el resto de cortos palidecen en compañía de esta pequeña (por duración,nada más) obra maestra de Pixar, probablemente de lo mejor que hayan hecho en toda su fértil historia. «Día y noche«, «Day & Night» es el único de los cortos a competición exhibido en salas españolas y comercializado (fue con el estreno y el DVD respectivamente de «Toy Story 3«) y en su momento ya levantó las correspondientes pasiones.
Serán pocos quienes no lo hayan visto aún, pero por si los rezagados, recordar cuatro cosillas por encima: que se trata de una especie de competencia entre dos personajes animados en 2D en cuyo interior hay (representado en 3D) una serie de valores asociados bien a la noche, bien al día. Tras el descubrimiento vendrá la incomprensión y la rivalidad y al final, la aceptación: ambos personajes no son sino complementarios. Y es que tras el tirayafloja los dos personajes comprenderán que siempre tendrán algo, un sol a medio camino que los una.
Hermosa, optimista, imaginativa, poética y sugerente; rebosante de clase formal y de valores universales: aceptación del diferente, comprensión de las virtudes ajenas, amistad y amor por encima del género y de la procedencia. Clásico, atemporal e infinito. Prodigioso.
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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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