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Crónica de la 17ª Muestra SyFy de Madrid 2020

La 17ª Muestra Syfy de Cine Fantástico de Madrid, como viene siendo habitual, se celebró en los cines del Palacio de la Prensa, con una sospechosa habitual como presentadora, Leticia Dolera. Este año, el cartel rendía homenaje a la saga de Regreso al futuro, cuya primera entrega fue proyectada el domingo por la mañana, último día del evento. Nada mejor para después del after y los churros con chocolate.

El jueves, día de la inauguración, la película Onward de Pixar fue la encargada de dar el pistoletazo de salida. Lo que parecía que iba a ser una obra menor dentro del catálogo del gigante de la animación audiovisual, finalmente es un tremendo homenaje al rol, el cine de magia y fantasía, con unos referentes claros y un codazo cómplice al friki que todos llevamos dentro. Cuenta la historia de dos hermanos elfos, dentro de un mundo donde la magia prácticamente ha desaparecido, sustituida por la ciencia y los avances tecnológicos. Su padre falleció tiempo atrás, pero gracias a un bastón mágico tienen una última oportunidad de pasar tiempo con él. Para ello tendrán que emprender un camino repleto de aventuras, criaturas y magia. Una fantasía muy divertida, con un final de lágrima. Y es que Pixar debe ser patrocinador de la marca Kleenex.

El viernes empezaba con una divertida película tailandesa, The Pool, en la que un técnico de cine, tras un cansado rodaje, se queda atrapado dentro de una piscina que estaba siendo vaciada. Eso de tener escaleras no es típico del país asiático. Lo peor de todo es que, dentro de las cuatro paredes de la piscina, también hay un cocodrilo con más hambre que Pozí en la Feria de Sevilla. Unas decisiones loquísimas de guión y unos giros que no los ves venir, conforman una simpática odisea fílmica con la que puedes troncharte si estás de humor. Arriesgada y más amena que la otra película de cocodrilos de la temporada, Infierno bajo el agua, dirigida por Alexandre Aja.

Blood Quantum es el enésimo giro en las historias de zombies en un contexto extraño. En este caso, una epidemia mundial afecta a la gente, que se convierte en muertos vivientes con mucha gula. Dicha transformación no afecta a los miembros de una reserva india americana, que tendrán que luchar contra estos muertos en su colonia fortificada. Un peñazo bueno, que solo se salva por la presencia de un anciano ninja, que da matarile a los malosos gracias a una katana. Muy típico indio arapahoe. Tarantino approves.

Synchronic es la nueva apuesta dentro del género de ciencia-ficción de Justin Benson y Aaron Moorhead (El infinito), con presencia de estrellas en el elenco, como Jamie Dornan y Anthony Mackie. No obstante, pese a su oficio, ganas e idea curiosa (una droga que te permite viajar en el tiempo durante 7 minutos, sin saber la época), se queda en un quiero y no puedo, con baratos efectos especiales y unos dramas humanos que se antojan indigestos. Sus toques de comedia son de agradecer, pero no perdonamos lo de ese perro abandonado a su suerte en tiempos pretéritos. Y además, demasiado larga. 

La sorpresa de la jornada llegó con la brasileña Bacurau, nominada a los Goya a Mejor película iberoamericana y galardonada con otros tantos premios en diversos festivales. Una loca historia que aúna ciencia-ficción, comedia, acción, gore, violencia, western, personajes de la olla…, en un popurrí divertido que nunca sabes por dónde va a avanzar, aunque esto también puede ser algo pesado para algunos espectadores. Mención especial al bueno de Udo Kier y a la banda sonora, que incluye temas de John Carpenter y música brasileira bien gozosa, papito.

El sábado llegó con varios platos fuertes para los estómagos más exigentes. Empezaba el día con The Cleansing Hour, donde un falso exorcista graba, junto a un escueto equipo técnico, sesiones de exorcismo fraudulentas, para ganar seguidores y un buen fajo de billetes, hasta que se topa con un demonio real que les hará pasarlas canutas. Una buena idea para una realización plana, un guión menos divertido de lo que cabría esperar y unas muertes poco imaginativas. Espero que Neox se atreva a financiar una serie así, la verdad.

Rabid es el remake de la homónima película del anteriormente interesante David Cronenberg, dándole un giro muy actual al filme. Una diseñadora de moda sufre un terrible accidente que la desfigura cual Fantasma de la Ópera; para reparar su rostro, decide formar parte del experimento de una compañía muy singular, con resultados satisfactorios, pero con alguna insignificante secuela, como una sed insaciable de sangre. Y ahí ya tenemos el follón, con una epidemia propagándose por la ciudad y los niveles de hemoglobina más bajos de la Fundación Jiménez Diaz que se recuerdan. Mejor que la original, que en verdad era bastante olvidable y pesada, pero sin la fuerza de otra obra anterior de los directores, la estupenda y cruda American Mary, en la que ya se atisbaban detalles de la película que nos ocupa. El final es potente y su comedia negra, memorable, aunque hay mucho tedio entre medias.

The Lodge, de la dupla de directores Severin Fiala y Veronika Franz (Goodnight Mommy, muy interesante y reivindicable), fue uno de los mejores largometrajes vistos en esta edición, gracias a una historia cruel y unos actores/actrices en estado de gracia, incluyendo a unos sorprendes niños. Dos nenes se ven obligados a pasar una temporada con su madrastra, sin su padre, en mitad de un temporal de nieve. El problema viene después. Aquí no hay asesinos, monstruos o fantasmas. Solo los seres que habitan nuestra mente. Y tras este ramalazo poético, me callo y solo me queda recomendar esta gran película, sin apenas sobresaltos de subir el volumen, pero generadora de una estupenda atmósfera malrollera.

El sábado llegó a su fin del prime time (sin contar la posterior sesión golfa) con nuestro idolatrado Nicolas Cage y Color Out of Space, último filme del memorable cineasta Richard Stanley, del que dicen nunca bebe agua y siempre lleva sombrero, basado en el genial relato de H.P. Lovecraft. Una familia que vive apartada en mitad del campo (obvio), sufre una noche la caída de un meteorito de un color extraño, que queda incrustado en su jardín. A partir de ahí, el ambiente se torna extraño, los personajes comienzan a enloquecer, crecen alimentos y animales rarunos… y se armó la Marimorena. Con un Cage en su salsa y enloqueciendo en la última parte de la película, Color Out of Space tiene todo lo que habíamos venido a buscar. Quizá con menos presupuesto del esperado, pero con una atmósfera y unas escenas de terror para el recuerdo, como esa madre y su niño unidos para siempre… Esperemos que sea un revulsivo para que Stanley regrese al cine de género.

Mario Parra entró en La casa primero como lector, luego empezó a enviar críticas, y ahora ya es nuestro enviado especial madrileño. Ávido devorador de cine y sin ningún pelo en la lengua. Una película: La matanza de Texas Una serie: Expediente X

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