E.T. El Extraterrestre
Lo siento, pero no me lo trago. No, pueden estar tranquilos de que no es el título de una película porno con motivo de la X entrada de esta, tan respetable a la par que respetuosa, sección remember. Déjenme explicarles que me refiero a otra cosa mientras me permiten hablar de los traumas infantiles y los orgasmos mentales. Aunque a priori parezcan no tener conexión alguna, lo cierto es que la tienen. Absolutamente.
Hace aproximadamente unas tres décadas habitaba el mundo un niño (maravilloso) que poseía el increíble don de soñar. Y no tenía nada que ver con el soñar de cuando uno se va a dormir, no. Este niño soñaba despierto e imaginaba situaciones con extraordinarios personajes en mundos que jamás ha logrado ver el ser humano.
Sólo allí, en su mente donde podía disfrutar de todo lo que se imaginaba, era absolutamente feliz.
A veces imaginaba dinosaurios domésticos que se ofrecían para ser montados por los niños en su lomo mientras cabalgaban cual jinetes en una ciudad del Oeste. Otras veces imaginaba que tenía unos duendes azules que iban con él a la escuela donde hacían de las suyas y le metían en líos habitualmente. Incluso algunas veces imaginaba que vivía en una aldea gala donde era tan poderoso que podía levantar menhires con tan sólo tomar una mágica poción.
Pero uno de los más fantásticos lugares que visitaba durante aquellos extraños viajes era uno en el que se hacía amigo de un ser feo y marrón que procedía de un lugar mucho más lejano que cualquiera de los mundos que estaban en su mente, pero a él no le daba ningún miedo. Era un ser de otra galaxia, gentil y bueno, que se acercaba a verle con frecuencia para compartir su amistad. Pero un día, justo en mitad de uno de aquellos sueños un intruso, ruin en su existencia condicionada por la propia edad, comenzó a asustar a aquel niño (maravilloso) hablando sobre lo monstruosamente malvada y fea que era la extraña criatura que venía a verle. El niño empezó a asustarse e intentó explicar que aquel ser no era malo y que era su amigo. Pero el intruso insistía diciéndole que cualquier día vendría a por él, se lo llevaría lejos y le haría cosas terribles.
Fue justo en ese momento cuando aquel niño (maravilloso) comenzó a tener miedo del que hasta entonces había sido su amigo. Cuando el bondadoso ser quiso visitarle de nuevo, el niño, asustado por todas las cosas horribles que había escuchado sobre él, no quiso que volviera nunca más. Y aunque este sea el principio de esta historia, no es la historia del principio.
Algunos años antes, concretamente en 1965, un joven con aires Peterpanescos se mudó desde Arizona hasta California atendiendo a la nueva situación familiar que se acababa de producir. Sus padres se habían divorciado y un desconocido Steven Allan Spielberg había pensado que lo mejor era irse con su padre, dejando atrás a su madre, sus tres hermanas y el lugar donde nacieron sus sueños.
Años más tarde, algunos cortos, un proyecto de realizar una película basada en su vivencia ante la ruptura familiar, episodios para series de éxito y taquillazos como El diablo sobre ruedas y Tiburón, colocaron a este judío en el punto de mira para dirigir una película sobre extraterrestres y el tipo volvió a subir una de sus cintas a lo más alto en 1977.
Columbia Pictures logró recaudar 116 millones de dólares con Encuentros en la tercera fase y pidió, amablemente, a Spielberg que realizase una secuela. El director se mostró reacio a la vez que recordó lo mal que le sentó que Universal diese luz verde a Tiburón 2 sin él.
Entonces comenzó a idear una historia de terror a la que llamó Watch the Skies, título propuesto inicialmente para Encuentros en la tercera fase.
El guión contaba cómo 11 extraterrestres científicos invadían una granja familiar e intentaban comunicarse con vacas, pollos y otro ganado antes de disecarlos a todos y estaba basada en los testimonios de una familia de Kentucky que habían visto cómo unos seres con forma de gremlin rodeaban su granja.
La película contaría con un plano inicial de la Tierra y la Luna vistas desde el espacio para lo que se rumorea que Spielberg pagó a la NASA para grabar imágenes desde la lanzadera espacial inaugural de 1980. Qué bien interpretó Raffaella Carrá la canción “Rumores”. Nada que ver.
El propietario de los derechos de las palabras “Watch the Skies” (WTF) reclamó lo suyo y el proyecto cambió de nombre a Night Skies y con ello el destino de la historia que fue a parar a Lawrence Kasdan, quien dijo que no por estar metido de lleno en pleno Star Wars: Episodio V. Finalmente fue John Sayles, autor del libreto de Piraña, el que se encargó de guionizar aquello, recortando de la historia a 6 de los 11 alienígenas propuestos inicialmente. Scar, el más cabrón de todos, tenía la boca en forma de pico y los ojos como un saltamontes y mataba a los animales sin piedad tocándoles con un huesudo y largo dedo que despedía una luz. Por otro lado estaba Buddy, el único extraterrestre que había sido amigable con el hijo autista de la familia de granjeros que, presa del pánico, ve cómo el resto de sus compañeros le abandonan a su suerte en la Tierra mientras es cubierto por la sombra de un águila.
Una vez finalizado el borrador del guión, Sayles se lo envió a Spielberg que se encontraba con el culo caliente en pleno desierto de Túnez rodando Indiana Jones en busca del Arca perdida. Como la idea no terminaba de convencerle el destino quiso que se lo pasase a Melissa Mathison, una joven guionista ajena a aquel rodaje que se encontraba visitando al que sería su futuro marido, Harrison Ford. Melissa lloró tras leer el borrador por el hecho de que aquella criatura del espacio era distinta, gentil, benevolente y dulce como un Ferrero Roché, y por los lazos afectivos que establecía con el niño autista. A Spielberg aquello le sonó algo mejor y le instó a que desarrollara la historia. 8 semanas después, y con el borrador casi definitivo en mano de E.T. and me, el director fue a presentarlo a los de Columbia, pero los presidentes de la compañía, John P. Veitch y Frank Price, se disgustaron mucho viendo el rumbo que había tomado la historia y decidieron no aprobar la película denominándola como “una tontada a lo Disney”, y poniendo todo el proyecto en venta.
Pero, como se suele decir, los amiguetes se demuestran a la hora de la verdad y allí estaba Sid Sheinberg presidente de MCA, filial de Universal Studios, para pagarles un millón de dólares por hacerse con él, firmando una cláusula en la que Columbia Pictures se embolsaría el 5% de los beneficios netos de la cinta. Años más tarde Veitch afirmó en una entrevista haber ganado más aquel año con los beneficios de esa película que con la recaudación de todos sus estrenos juntos. Demasiado tarde, querido.
Entre tanto, mientras Steven Spielberg y Melissa Matthison reescribían el borrador del guión hasta dos veces más, el director contactó con Carlo Rambaldi, creador de los aliens de Encuentros en la tercera fase, para que se hiciese cargo del diseño de la criatura. Y llegó el primer problema. Resulta que Rick Baker había sido contratado previamente para Night Skies, y se había gastado 70000 dólares de su hucha de cerdo entre diseños, modelos y animatronics de extraterrestres que nunca se llegaron a usar. Baker se enfureció tanto con la elección de Rambaldi que se le puso la vena del cuello como el rotulador del Bingo y quiso hacerle cosas muy feas a Spielberg. Aunque éste siguió a lo suyo con su elección y le envió a Rambaldi una foto con los ojos de Carl Sandburg pegados sobre la cara de un bebé, con órdenes de que comenzara su diseño sobre esa base. El creador tomó como inspiración a petición del barbas, además, los rostros de Albert Einstein y Ernest Hemingway para lo que sería la apariencia definitiva de la estrella del film.
En marzo de 1981 comenzó la construcción del alienígena. La productora de la cinta, Kathleen Kennedy, se desplazó hasta el Instituto óptico Jules Stein con el fin de adquirir conocimientos sobre los ojos de cristal y allí contrató a algunos miembros y miembras para que se encargaran de diseñar lo que para Spielberg era particularmente importante a la hora de atraer la atención del público: los ojos del alienígena. Debían ser tristes, sabios y frívolos como los de aquellos tres genios de la historia.
Por otro lado comenzó la fabricación del extraterrestre en sí, con esqueletos de aluminio y acero recubiertos de capas de fibra de vidrio, poliuretano y goma. Se fabricaron cuatro cabezas móviles de 51 cms. con 10 puntos de movimiento, intercambiables con cualquiera de los tres cuerpos que también se realizaron. Uno de ellos era completamente mecánico, tenía 87 puntos de movimiento y medía 122 cms. y 142 con el cuello extendido. Estaba controlado por 12 personas desde unas cajas de control conectadas al cuerpo mediante cables de 6 metros de longitud. El segundo era electrónico, con los mismos puntos de movimiento, y se manejaba por control remoto para usar en primeros planos y expresiones faciales. El último era un disfraz de tamaño real que se usaría para las escenas donde E.T. caminaba, gracias a la ayuda de un par de enanos y un chaval que había nacido sin piernas y andaba sobre sus manos.
Spielberg no dejaba de pasar notas a Rambaldi y su equipo y pidió que los labios fueran carnosos y mojados, como los de los humanos. También que la lengua del extraterrestre se moviese de forma correcta, para lo que se fabricó un mecanismo que requería seis cables distintos. Sobre la luz de su corazón debía ser parecida al líquido fluorescente que emite la cola de una luciérnaga. Una ardua tarea que se llevó a cabo con un torso extra de plástico transparente que se recubrió con pintura exceptuando el área del corazón, dejando la zona iluminada sin pintar, con la particularidad de poder montarlo y desmontarlo para las escenas donde se requería. Además se creó otra luz para el corazón con una lámpara halógena que iba sobre un peto de escayola, capaz de acoplarse a uno de los cuerpos que se usaba en las escenas donde el extraterrestre se movía por el bosque. Un total de un millón y medio de dólares de la producción fue destinado a hacer que la magia comenzase a tener sentido.
Mientras esto ocurría, se daba el pistoletazo al proceso de casting de A boy’s life, título con el que se enmascaraba a la producción para no dar a conocer ni un sólo detalle. De hecho, nadie leyó ni una sola línea del guión durante las pruebas. Se trataba de una especie de entrevistas con el director en las que les hacía preguntas relacionadas con el tema central de la historia de forma encubierta. Es decir, “imagina que tienes a tu perro al que quieres un montón y el Gobierno se lo lleva para hacer experimentos con él”. Por aquella sala pasaron infinidad de actores y actrices que se marcharon por la puerta de perdedores a excepción de Henry Thomas en el papel de Elliott, Dee Wallace Stone en la piel de la sufrida madre, Robert MacNaughton como el hermano de Elliott y Peter Coyote como Keys, uno de los malvados agentes del Gobierno. Para interpretar a la hermana pequeña del protagonista se eligió a una niñita gamberra de 6 años que curiosamente se acababa de presentar a una prueba para el papel de Caroline, en Poltergeist. Spielberg, productor (y casi director) de aquella, le sugirió que era perfecta para otro papel. Y alegando que ella era una cantante de punk que se iba de gira con su grupo, fue como una ocurrente e imaginativa Drew Barrymore se hizo con el inolvidable papel de Gertie.
El rodaje de la película comenzó el 8 de septiembre de 1981 en Los Angeles y alrededores, entre las ciudades de Tujunga y Northridge y los estudios Laird de Culver City. Para las escenas del bosque hubo que desplazarse al Norte del Estado.
Sin storyboard y durante 61 días se siguió un aproximado orden cronológico de la película a la hora de filmar con la finalidad de que los niños pudieran sentir cómo evolucionaba su amistad con el extraterrestre y poder así captar las emociones más reales, dando mucho pie a la improvisación.
Uno de los retos a la hora de la filmación fue conseguir que las manos del alienígena se movieran de forma grácil y pudieran coger objetos con destreza cosa que, con la tecnología de aquella época, era bastante complicado. Así que se les ocurrió la idea de diseñar unos guantes de látex que simularían los brazos de E.T. que “interpretaría” una mimo profesional.
Además, estaban llenos de cables que permitían insuflar aire para simular el pulso. Cualquier detalle era poco para hacer creíble lo increíble. ILM se encargó de proporcionar los efectos visuales que darían el toque de gracia al resultado final de la cinta.
La voz que logró enmarcarse en nuestros recuerdos corrió a cargo de Pat Welsh, una señora anónima de las que se fuman dos paquetes de tabaco al día que poseía una ronquera particular y especial. Pasó 9 horas y media grabando sus diálogos y aportó, además, el doblaje internacional del personaje. Una vez hecho esto se mezcló con sonidos de animales y ruidos de otras 16 personas hasta dar con el tono adecuado y característico de su voz.
Para la música de la cinta, Spielberg tomó contacto con John Williams, esa especie de Dios de las composiciones que hizo aquí uno de los trabajos más grandes y mejores de toda su carrera (y siempre con el permiso de Jurassic Park). De hecho el tema central de la película, aquel de la escena de las bicis volando, le había parecido tan bueno al director que terminó alterando el montaje de las imágenes para que se acoplaran a la música, algo que suele ser a la inversa.
En la primavera de 1982 la producción estaba lista para su estreno. Con un presupuesto de 10,5 millones de dólares, E.T. El Extraterrestre bajó a los cines yankis el 11 de junio de ese mismo año, colocándose en el primer puesto y haciendo una caja de casi 12 millones de dólares de recaudación en el primer fin de semana. Todo un triunfo producto de una gran campaña de marketing a manos de Universal Studios.
Un pequeño ser de otro planeta se queda abandonado en la Tierra cuando su nave, al emprender el regreso, se olvida de él. Completamente solo y asustado, se refugia en una casa donde se hace amigo de un niño. El muchacho y sus hermanos intentan encontrar la forma de que el pequeño extraterrestre pueda regresar a su planeta antes de que los científicos y la policía den con él.
Quizás nunca encontraré la forma adecuada de ver esta película. Es posible que mis miedos infantiles jamás me dejen apreciar la totalidad de la grandeza que se esconde bajo esta hermosa historia de amistad entre estos dos individuos interplanetarios tan opuestos. Pero sé que, atendiendo a lo que mencionaba en un principio sobre los orgasmos, esa pequeña parte de mí se llena de emoción y disfruta, entre guerras internas, de lo que con letras mayúsculas supone el verdadero cine familiar aprobada y afortunadamente sentimentaloide y con mayúsculas. Porque si algo sabe el maestro Spielberg es cómo manipular ese cable rojo y azul de los corazones humanos. No importa lo duro que quieras aparentar frente a los demás, el tito Steven te coloca donde quiere y logra que sientas lo que quiere. E.T. supone un viaje al pasado a reencontrarse con el niño que una vez fuimos y a reconciliarnos con él tras haberle tenido olvidado durante algún tiempo. Una película tierna que no se pretende camuflar detrás sus muy logrados efectos visuales, sino que se propone explotar a unos personajes dotados de unas emociones que calan de forma asombrosa. Mientras se deshumaniza a unos y se humaniza a otros, E.T. tiene vida propia, siente, vive y respira en cada plano. La magia y la fantasía que desprende el personaje engancha al espectador de cualquier edad que asiste a una combinación magistral de unos momentos de sutil comedia con otros del drama más duro que, realmente, envuelve a todo el film.
Con una perfecta fotografía elegida, se puede admitir tranquilamente que nos encontramos ante una obra maestra bien construída desde el principio hasta su previsible (y más que perdonable) final que culmina tocando lo que le faltaba por tocar con las notas musicales del maestro Williams. Ver la historia de E.T. y no derramar ni una lágrima es, en términos Tribbianos, “estar muerto por dentro”.
La película cerró el festival de Cannes en 1982 y obtuvo un enorme éxito por parte de público y crítica. Sus méritos fueron reconocidos con 9 nominaciones a los Oscar, obteniendo finalmente 4, y un Globo de oro a mejor drama además de un premio Saturn.
Después de los más de 435 millones de dólares recaudados en USA y los 358 en el resto del mundo, hubo varias ideas para la realización de una secuela. Se desarrolló un guión en el que E.T. volvía a la Tierra para ayudar a Elliott y los suyos tras haber sido secuestrados por unos alienígenas hostiles. Afortunadamente nada de ese material llegó a ver la luz y menos cuando Spielberg dio carpetazo final diciendo que jamás le daría continuación a su película más personal.
La cinta cuenta con varias escenas que se quedaron grabadas para siempre en las retinas de las audiencias de todo el mundo. Una de ellas, incluso, sirvió para utilizar de logotipo en la productora de Steven Spielberg, Amblin. Ya saben, esa imitada hasta la saciedad.
Harrison Ford hizo un cameo como director del colegio de Elliott en otra escena que Spielberg sesgó del montaje final. En la edición en DVD finalmente pudo verse dicha escena eliminada aunque, para sorpresa de todos, el señor Ford había sido filmado de espaldas.
Con tal éxito obtenido, la productora no quiso dejar pasar el tren y vendió licencias para merchandising a cascoporro. Desde camisetas y peluches hasta material de oficina, complementos para el hogar y comestibles. Uno de los casos más cacareados y curiosos fue la creación del videojuego basado en la película por parte de Atari. El fracaso fue tan gordo que, en parte, se le atribuye haber llevado a la bancarrota a la empresa. 4 millones de cartuchos fueron producidos frente a los 1,5 millones vendidos. La leyenda urbana apunta a que Atari enterró todos los cartuchos sobrantes en un desierto de Nuevo México cubriéndolos de hormigón, aunque hay parte de realidad en toda esa historia. La cinta tuvo el dudoso honor de ser la primera película pirateada de la historia. Un tipo screener grabado directamente desde la sala de cine. Para evitar esto, Spielberg tomó la decisión de editar los primeros VHS en color verde para diferenciarlos de las copias ilegales.
La oportunidad de la grabación de un audiolibro de la película le fue concedida a Michael Jackson, que aprovechó para escribir una canción exclusiva para la ocasión. Mientras tanto, en España, tuvimos la suerte de contar con los talentos de Enrique y Ana. Sé lo que están pensando. Expongan sus comentarios y opiniones más abajo en la sección dedicada a opiniones y tal. De nada.
El extraterrestre se convirtió en un icono mundial que, ciertamente hasta hoy, sigue presente de una u otra forma. Así que cuando uno escucha a Spielberg decir que la historia no se basa en un extraterrestre sino en cómo se siente un niño ante el divorcio de sus padres no tengo más remedio que añadir que no me lo trago. Lo siento. Más de uno ya hemos deducido que Spielberg veranea desde hace muchos años en Urano donde tiene varios amiguetes que le sirven de inspiración para cada marcianada que sale de su mente. Estas cosas no se ven en agosto en Cadaqués. Por favor, guarden el secreto.
Y en el Blu-Ray…
Habría que cuestionarse la necesidad de ir reeditando películas cada poco tiempo con la excusa de que cumplen años, y de llamarlas a todas ellas la edición definitiva. Es el caso de E.T. El extraterrestre, que con motivo de su 30 aniversario vuelve a salir con imagen y sonidos remasterizados, y la promesa de que esta vez sí, esta es la buena: esta es la edición que hay que conservar. Y lo cierto es que vista en alta definición y con las prestaciones sonoras ideales, la cinta de Spielberg tiene un aspecto mejor que nunca: colores naturales, excelente nitidez y una atronadora banda sonora que suena como nunca antes, sin que por ello se haga con todo el protagonismo (los diálogos suenan estupendamente tanto en inglés como en castellano). Ahora bien, resulta inevitable, y de ahí nuestras dudas iniciales, seguir apreciando imperfecciones fruto de juguetear con un material de base que no puede dar mucho más de sí. En las escenas oscuras, el grano se sigue apreciando, de la misma manera que la definición de sus imágenes no es perfecta. ¿Ganas de buscarle tres pies al gato? Seguramente. Ya decimos que la experiencia que ofrece el visionado de esta edición es única, mejor, sin ir más lejos, que la última reposición en cines. Pero… ¿será la edición definitiva?
En todo caso, puñetas aparte, cierto es que si en una cosa sí se justifica a pies juntillas la coletilla de «definitivo» que ostenta esta edición, es en la selección de extras que l completan:
- Steven Spielberg & E.T.: Suculenta entrevista, inédita hasta ahora, a un Steven Spielberg que echa la vista atrás y repasa el rodaje de la película, al tiempo que la considera a trenta años de distancia y reflexiona sobre su trascendencia. Interesante y de duración (menos de 13 minutos) más que correcta para ir entrando en calor.
- Los diarios de E.T.: Lo mejor del disco. Casi una hora de material nunca visto, traducidos en un recorrido por el día a día del rodaje de la película, con todos los pornemores del mismo, y material de lujo entre bastidores, que en su día filmó su director de fotografía, el oscarizado John Troll. Llega a ser emocionante.
- Una mirada retrospectiva: Casi 40 minutos del habitual cómo se hizo, intercalando entrevistas a director, reparto, y resto de responsables de E.T.. Completo, aunque quizás incluso demasiado.
- La evolución y creación de E.T.: Se incide en cómo se hizo la película, aunque esta vez desde un enfoque distinto. Como si de un histórico se tratara, partiendo desde la mera concepción hasta su plasmación en forma de guión, la selección del reparto, etcétera. Todo, en otros 50 minutos saciantes.
- Reunión de E.T.: una muy entrañable reunión de director y actores, ue durante casi 20 minutos hablan del impacto de la cinta en sus carreras y en la historia del cine en general.
- La música de E.T.: Charla con John Williams: diez minutos centrados, como no podía ser de otro modo, en esta trascendental figura tanto para E.T. como para buena parte de la filmografía de Spielberg.
- Premiere del 20 aniversario: Debió de ser acojonante. John Williams, con motivo del 20 aniversario de la cinta, interpretando su BSO en directo en el Shrine Auditorium. Este es un documento al respecto (18 minutos).
- Además de todo ello, la edición definitiva (en teoría) se completa con los sospechosos habituales: un par de escenas eliminadas, galerías de fotografías y de diseño de producción, trailer de cine original, y demás material.
Un documento magnífico, sumamente completo. Hay E.T. para rato, y además se ve y se escucha como nunca antes se había hecho. Pero eso sí, ya sea por el material original o por las limitaciones de un formato que aún no ha sido explotado en su totalidad, sigue sin alcanzar la perfección total y absoluta, así que quedaremos a la espera de futuras reediciones…
Adoro esta película…todo en ella me encanta, su tono, su localización, sus sentimiento…es de las evocadoras que recuerdo. Recuerdo verla de enano en el colegio (junto con los Gremlins…menuda educación)y hace poco un 1 de Enero resacoso abro el ojo y la veo en la tele…no pude ni parpadear.
Grandisimo Bollycao Zack…con este has llegado a mi little heart.
Y ya que estamos…todos a ver el homenaje de videoclip de White Lies "Bigger Than Us" con niña encerrada en una chocolatina en lugar de alien.
¡Qué bonita Zack! Jolín, de verdad, precioso, sensible e interesantísimo bolliyao y encima supervitaminado y mineralissado (hosti, la hormiga atómica, juass, estos bollycaos son impacto directo a la glándula remembering), está lleno de cositas que no sabía.
– Yo la ví con 18-19 y me encanto y nunca me da pereza reverla con una nueva generación de chavales. Es una monada de peli, divertida, emocionante y preciosa.
Ahora, de los infinitos chistes que generó en su momento y de lo que llegamos a partirnos con er bisho y er niño desde un sitio más punki también me acuerdo ;)).
Bollycositas:
– Carlo Rambaldi, qué gracia, ¿lo del JJ en "Alias" será un homenaje y yo sin saberlo? Cuuute.
– Qué guai todo el párrafo técnico, dedicado a los muñecos. Y qué listo Spielberg con lo de los ojos, es su varita mágica para manipular nuestros lacrimales (en el fondo, somos un muñequito más que articular para él, con sus cables, sus interruptores y todos sus botoncitos). Lo de la luz del corazón me ha encantado (un trocito sin pintar).
– La voz de E.T, otro enorme acierto. Bien por todos los ingenieros técnicos de esta peli.
– Jeje, ni idea de que la Matisson se encontró con el encargo del guión en Tunez cuando iba a tomarse un te con menta en la haima de HF. Dos megabirds de un tiro. Suertuda (y talentosa) ella.
– GRAN Drew Barrymore. Sin duda, su mejor papel.
– "Porque si algo sabe el maestro Spielberg es cómo manipular ese cable rojo y azul de los corazones humanos. No importa lo duro que quieras aparentar frente a los demás, el tito Steven te coloca donde quiere y logra que sientas lo que quiere."
Tal cual. Autoreflexión (compartida): sólo que no me importa que me lleve a lagrimear cien veces con Elliot i E.T., pero me irrita a dónde me lleva en "A.I.", por ej, y todo lo que me conmueve el alienígena articulado me irrita el niño Osmond. No me importa (al revés, me encanta, es a lo que vamos al cine) que me manipule. Pero cuando se pone moralimoñas, me provoca mucho rechazo, me enfado más con é que con tros directores (porque cuando me hace disfrutar, disfruto MUCHO, tengo varias de sus pelis en mi top 20)
– Qué gracia me ha hecho lo de que Spielberg cambiara el montaje de la escena de las bicis para respetar el tempo de Williams. Muy listo tb.
– Yo también lo creo: es la cumbre del cine familiar, cuela siempre, generación tras generación…
Creo que no me he comido un bollycao en mi vida. Pero un día me compro uno y me lo como en tu honor tio, porque es un gustazo leerte. (Por cierto, ¿con qué lo riego?, ¿con cacaolat? (no me acuerdo como le llamáis al cacaolat en los madriles, ñéh)
"Sólo allí, en su mente donde podía disfrutar de todo lo que se imaginaba, era absolutamente feliz."
Mierda, me he vuelto a dar cuenta de que no he crecido.
Jajaja SS Ripley yo creo que el cacaolat se llama batido de chocolate en todos los sitios fuera de Barna… ;)
Maravilloso recordar esta peli… Yo creo que para los que eramos niños cuando se estreno (yo tenia 12 añitos) casi hubo un antes y un despues de ET, y para las generaciones siguientes ha sido uno de esos clasicos que han conmovido a todos. Cuando la volvi a ver con los peques descubri incluso detalles que me encantaron que ya no recordaba.
Ademas con 12 años (y alguno mas)yo era muy pero que muy fana de Michael Jackson recuerdo escuchar la cancion "Someone In the Dark" que tenia grabada en una cassette, mil veces seguidas!! jajaja
Tengo que ver ese videoclip, Barry. Yo conozco "When I wake up", de Wintergreen y es grandioso.
SSR, gracias por el detalladísimo comment and opinión personal like Peter in his house.
La verdad es que no tengo ni idea de lo de Alias, porque no la sigo. Ni tampoco de los chistes que generaron en la época, más allá de la gitana. Aquello me cogió con dos años de nada.
A mí sí me gusta A.I. pero, aunque es cierto que la encuentro infravalorada, también noto la extrema duración en ciertas partes alargadas en aras de tocar, sea como sea y a toda costa, la fibra del espectador.
Por cierto que la Barrymore me mola mazo y creo que alegra las pelis en las que aparece. La escena de "no me gustan sus pies" es completamente improvisada nada más encontrarse en el set con E.T. mientras filmaban.
Y, ah, el Cacaolat es Cacaolat en Madrid, en Sebastopol y en Madagascar. Aquí no se encuentra fácilmente como el Okey ese, pero no hay color, nena. Riega ese Bollycao con un Cacaolat y luego, claro, con un cigarro para que no parezca que tienes 8 años. Yo con 8 años no fumaba.
Elastigirl, la canción es muy grande. Michael Jackson dijo que era el tema del que más orgulloso estaba de toda su carrera. Para los otros dos fue un éxito más, de tantos. GRATU ITO!
Es una gran peli para disfrutar con los niños, nada que ver con Elm Street.. Jajaja
Esta semana otro repaso al terror.
Tremendo viedoclip jajajaja…no lo conocía,ya vamos conociendo tus fuentes.
+1 a lo de la Barrymore. Nunca me han Besado sera la película que mas veces he visto con mi hermana…y hasta me gusta. Incluso como directora la Drew marca maneras. Todos a ver Whip It con Ellen Page.