Atlàntida Film Fest

Y con esta ya van diez ediciones. El Atlàntida Film Festival es un certamen atípico, y es que funciona en dos universos paralelos. Por un lado está la plataforma online Filmin, desde la que se puede ver una selección de los títulos que componen su programa. Y por otro las islas baleares, donde se proyectan algunos títulos, quizá, más gordos.

Títulos que en todo caso suelen acabar en carteleras españolas al cabo de nada, lo cual se agradece, dicho sea de paso. Pero que en realidad pierden cierta gracia si se comparan con el grueso del cartel, que sí puede verse desde el salón de nuestras casas.

Cine europeo alternativo

Esa selección de títulos a pedir de online se establece echando un vistazo al viejo continente. De las industrias de toda Europa se compone un listado, bastante inabarcable a simple vista la verdad, que propone un recorrido por títulos alternativos, obras de autor, operas primas de quienes lo último que quieren es que se consuma una palomita en el cine.

Películas pensadas, paridas desde el guión y la inteligencia para hacer frente a la escasez de medios. Y también películas de rabiosa originalidad. Claro, no siempre aptas para todos los públicos. En definitiva, este es el manotazo en la cara a todo espectador que dice que «hoy en día todas las películas son iguales». No, amiga o amigo: si te alejas un poco, un poquito de los círculos más comerciales, vas a caer a un universo de obras que arriesgan, en las que prima el arte por encima del beneficio económico. Obras que gustan, que se odian, o que se gustan y odian a la vez.

Pero en general, obras que obligan a activar neuronas.

En esta edición, títulos como Last and First Men nos obligan a expandir los límites límites de nuestra imaginación; el documental La pintora y el ladrón nos hace reconsiderar nuestra fe en la humanidad con una inesperada relación humana de la que todo el mundo puede sacar algo que aprender; y Moffie o Surge nos recuerdan que la humanidad es un asco y lo ha sido siempre, y que va siendo hora de actuar de una vez.

No todo han sido luces, ha habido bastante sombra de hecho. Pero de eso se trataba, ¿no?

Atlàntida Film Festival

Pero al margen de las películas que compongan su cartel, el AFF es uno de los certámenes más interesantes por ser, probablemente, pionero en materia. A diferencia del resto, el festival Atlàntida arranca desde casa, vía plataforma Filmin. Durante varios días, dicho servidor de streaming ofrece un surtido de películas de autor y europeas, proponiendo una mirada radicalmente distinta al panorama cinematográfico. Películas que no pasan el corte por no ser suficientemente comerciales, no incluir suficientes gags sobre la proveniencia de sus protagonistas y/o sus apellidos, o no contar con un reparto de primera. Y que sin embargo esconden mayor cantidad de arte por fotograma, mayor riesgo, compromiso, o voz. La voz de directores que aún entienden el cine como arte y no como producto.  De quienes quieren decir algo por medio de su cámara y su guión.

Atlàntida 2020

Especialmente relevante es la edición del Atlàntida 2020, por coincidir con la pandemia del Covid. El streaming ha demostrado ser el futuro guste o no: por supuesto que una película gana cuanto más grande sea la pantalla en que se proyecte. Pero el consumidor ha cambiado, y eso es algo que la industria cinematográfica parecía negarse a ver a excepción de las plataformas sobradamente conocidas por todos, algún cineasta amigado con la causa y, claro, Filmin.

Ha tenido que llegar un estricto confinamiento para que todos (menos Nolan, claro) abramos los ojos al respecto. Y el Atlàntida ha sido para delante a su habitual ritmo, es más, proponiendo quizá su mejor programación hasta la fecha. Del éxito de la presente edición, suponemos por aquí, dependerá el futuro de los festivales de cine. ¿Nuestra opinión? Por encima de todo, el cine debe ser accesible. Que el AFF ponga a golpe de un par de clicks una cantidad semejante de películas a nuestro alcance, no puedo sino alegrarnos el día. Si queremos ir al cine, iremos. Si queremos ver una película desde el sofá de nuestra casa, también.