The Green Hornet
En enero de 1966, la American Broadcasting Company, ABC para los amigos, sorprendía a propios y extraños con el estreno de la serie «Batman», flamboyante adaptación del personaje de DC y que se forjó una notable aceptación en todos los televisores estadounidenses las noches de los miércoles y los jueves.
Pero para escarnio de Adam West y su esquijama superheroico, la cadena no podía dejar pasar semejante éxito y decidió seguir exprimiendo el filón estrenando, en septiembre del mismo año, la que hoy protagoniza nuestra popera sección, nada menos que «The Green Hornet», o si lo preferís, «El avispón verde».
De gran presencia en los medios estadounidenses desde los años 30, el «The Green Hornet» años 60 tomaba sus referencias de los personajes de los seriales cinematográficos de los 40 y las series de cómics que empezaron en esa misma década, y que a su vez se basaban en los personajes originales creados por George W. Trendle y Fran Striker para una radionovela.
El baile de formatos fue provocando varios cambios en el personaje y su entorno a lo largo de los años pero finalmente, separando la paja, el grano es el siguiente: Britt Reid (Van Williams) es de día editor del diario The Sentinel (chúpate esa, Clark «sólo soy periodista» Kent) y vengador nocturno de noche. Bajo la identidad de Green Hornet, y con la inestimable colaboración de su ayudante oriental Kato (¡nada menos que Bruce Lee!) hace frente al crimen que azota las calles, sirviéndose de un arsenal de ingeniosas armas y trucos diversos.
Sencillo. El bien siempre triunfa sobre el mal gracias a nuestro héroe sin tacha y sus inteligentes artimañas.
No le pidáis más a un vigilante de los años 60, época en la que la profundidad psicológica de los héroes más o menos de carácter folletinesco estaba descuidadamente infraexplotada.
Aunque mucho menos yeyé, la serie era tan divertida como «Batman», principalmente gracias a un enfoque pretendidamente más serio (vista hoy, claro, esa «seriedad» se pone en entredicho) y mucho menos estridente que la anterior, pero con un tono oscuro que llevaba al protagonista a utilizar algunas técnicas cuanto menos dudosas en su cruzada para combatir el crimen. No era raro ver a nuestro héroe, por ejemplo, mezclándose con los bajos fondos, haciéndose pasar por traidor a la justicia para internamente desbaratar los planes del gángster de turno. Sí, señores, Green Hornet era mucho más badass que el fondoncete Batman.
Su arsenal era bastante más modesto, pero unía la sobriedad de los artilugios de «espía serio» (ahí está su Batmóvil particular: el elegante Black Beauty) con el delirio casi sci-fi (rayos aturdidores, rastreadores voladores, proyectores de ondas ultrasónicas) y lo alejaba de nuevo de la exageración no apta para daltónicos de su compañero de cadena. Elegancia ante todo.
Además, qué demonios, Kato como sidekick la daba mil patadas (ja-ja) a Robin (ni él mismo sabía si era más soso que repelente), gracias a su pinta de chófer de orgía de la alta alcurnia y con peligrosa tendencia al golpe de jiu-jitsu fulminante.
Pese a todo, y como mandan los manuales del buen programador, Batman y Green Hornet tuvieron un encuentro en un crossover localizado en la segunda temporada de «Batman» en el que Green Hornet y Kato visitaban Gotham y se enfrentaban al Dúo Dinámico en un duelo que terminaba… en empate.
Si alguien lo duda a estas alturas, «The Green Hornet» mola. Y si no, convenceos con esos planos recurrentes de un capítulo a otro (¿para qué rodar varias veces algo que va a aparecer igual en todos los capítulos?), esos efectos especiales «tan de la época» -dejémoslo así- y sobre todo su psicodélica cabecera, con la música de ese clásico «Vuelo del abejorro» reinventado por la vitamínica trompeta de Al Hirt. Justo: el mismo tema que recicló Tarantino para su primer «Kill Bill», quien, carambola, homenajeó a Kato vistiendo a sus «Crazy 88» con un antifaz muy parecido al que llevaba Lee en la serie.
Al final, «The Green Hornet» tuvo una temporada única de 26 episodios que terminó en marzo de 1967 y sirvió, entre otras cosas, para dar el espaldarazo definitivo a un Bruce Lee cada vez más de moda, especialmente en Hong Kong, donde se popularizó la serie como «The Kato Show», y a punto de convertirse en el icono mundial que le llevaría pocos años después a protagonizar la esencial «Operación Dragón» (Robert Clouse, 1973).
-Mejor episodio: El último, doble («Invasion from Outer Space»), en el que se barajan falsas invasiones alienígenas, terroristas de medio pelo y la Bomba H, e incluye hasta una escena de acción con Green Hornet saltando desde un coche a un camión en marcha.
-Mejor momento: Después de varias oportunas intervenciones esporádicas Kato tiene su esperado momento de gloria en «The Preying Mantis», enfrentándose cuerpo a cuerpo y con todo su repertorio de «patos mareados» y «monos borrachos» al jefe de una banda de hampones chinos.
En casa teníamos una máquina de super8 donde cada semana alquilábamos dos películas en bobinas de esas que al llegar al final había que rebobinar para poder seguir viéndo el siguiente rollo…y recuerdo mi alegría cuando trajo mi padre una película de Bruce Lee, que en realidad eran tres capítulos de esta serie.
Gracias por llevarme a tiempos de inocencia.
Nosotros también teníamos un sistema de "Super 8" , pero mi padre nunca nos traía pelis. Al contrario, le salió la vena Orson Welles y se dedicó a grabarlo todo… durante 10 minutos, que fue lo que duró la cámara.
De hecho ni siquiera sabía que podían alquilarse películas en "Super 8", creía que era un formato que no salió del ámbito doméstico. Curioso, curioso…
Muchas gracias por tu comentario, y me alegro si he podido evocarte épocas entrañables.
Saludos!