Las mejores series de 2022
Por si no os habías dado cuenta se acaba el año. Nosotros respiramos tranquilos: aún se puede torcer la cosa, pero teniendo en cuenta de dónde veníamos 2022 ha sido uno relativamente tranquilo. Una bonanza que se ha visto correspondida, por lo general, en lo que a producción cultural se refiere, rica y bien nutrida en todos sus frentes. Y como ya son fechas, nos hemos vuelto a meter en el jardín de las listas de lo mejor del año, que hay mucha cosa que rescatar, muchos títulos que repescar y, quién sabe si también, muchas cartas a Papá Noel que rellenar. Nuestro originalísimo plan es hacer una lista para cada una de las categorías que desfilan periódicamente por esta santa Casa, no nos pidáis más creatividad que ya nos estamos dejando suficiente los cuernos en esto. Empezamos por una de las gordas, la de las mejores series del año. Y seguiremos así hasta el último día de 2022 en el que verá la luz el sanctasanctórum de todo esto, la de nuestras películas preferidas. Pero vayamos paso a paso…
30 – Andor – Temporada 1 (Disney+)
Siempre fuimos algo reticentes. Rogue One, aun siendo un producto de relativa calidad, resultaba en la mayor parte de su metraje una película fría y antipática. Y Andor, su precuela televisiva, parecía seguir el mismo camino. Pero poco a poco se fueron imponiendo los argumentos de peso: es, salvando el increíble Episodio VIII, el producto derivado mejor escrito, producido y dirigido de todo el reciente universo Star Wars. Un (al final sí) interesante relato donde se conjugan la aventura bélica sesentera, el drama urbano, la historia de evasiones y el thriller burocrático bajo la mano firme y experimentada, se nota, de Tony Gilroy.
29 – Justicia – Miniserie (ITV)
Construida sobre el dolor y cimentada sobre la sanación la serie de Kevin Sampson parte de un hecho real -la tragedia futbolística que se llevó por delante a 96 aficionados del Liverpool en el campo del Sheffield en 1989- para narrar una cruzada contra las instituciones. La de una madre que peleó a machete contra la desinformación y la impunidad política por honrar la memoria de su hijo. En tan solo cuatro capítulos, Justicia desgrana con intensidad y elegancia expositiva el duelo y el sentimiento de impotencia capturando todo lo que puede llegar a brotar de ahí: tristeza infinita y vértigo existencial, pero también un posterior proceso de reconstrucción a partir de la pura y más visceral fuerza de voluntad.
28 – The White Lotus – Temporada 2 (HBO)
Tan buena fue la primera temporada que esta segunda The White Lotus la hemos vivido como una ligera decepción. Aun así, ha habido interés y calidad en estas nuevas “locas aventuras de estadounidenses pijos en un resort (sale mal)” con el traslado hacia una Sicilia coronada por un Etna en erupción. Semejante accidente geográfico ha testimoniado otros tantos: sospechas de cuernos, masculinidades tóxicas, familias en búsqueda fracasada de sus orígenes europeos, escorts de lujo liándola y un cadáver flotante en flashforward que terminará siendo macguffin para todo lo demás. Algo más vulgar y menos vitriólica, pero igual de adictiva que su predecesora.
27 – She-Hulk. Abogada Hulka – Temporada 1 (Disney+)
Destrozada en Twitter semana a semana, convertida en punching-ball de trolls e incels, despreciada por intrascendente por los más intensitos fans del género superheroico, convertida en pequeño hazmerreír en la comunidad. Todos ellos podrían ser motivos suficientes como para coger ya de entrada cierta simpatía al último televisivo de Marvel. Pero Hulka guarda bastante más en su musculoso corazoncito verde. No sólo una ligereza refrescante y un carisma irresistible (gran parte de él, propiedad de Tatiana Maslany) sino también un puñado de interesantes reflexiones sobre la posición de la mujer urbanita contemporánea: las varias caras que se ve obligada a adoptar en el entorno laboral, la exposición continua al escrutinio masculino y la tiranía de la imagen. Hulka ha puesto su dardo en la masculinidad frágil y, los resultados hablan, ha logrado pinchar bastantes culos.
26 – Los Gemstone – Temporada 2 (HBO)
Vuelve el sebo moral, la hipocresía cristiana turbocapitalista y la guerra paterno-fratricida de una de las familias de millonarios más asquerosas a este lado de Succession. En su segunda campaña Los Gemstone ha acelerado su ritmo de producción de mierda eclesiástica vía el retrato sangrante de la industria de la telepredicación y demuestra que McBride, Hill y Gordon Green siguen siendo únicos si no para los retratos sutiles sí para las sátiras más pasadas de rosca posible de la América profunda.
25 – Mo – Temporada 1 (Netflix)
Si no es un spinoff de Ramy poco le falta. Pero Mo tiene suficientes armas dramáticas como para distinguirse de aquella, con la que comparte co-creador e intérprete. El carisma de Mohammed Amer, alma del proyecto, ya aporta lo suyo. Pero es que todo lo demás corresponde: el tono, a medio camino del naturalismo y las convenciones de género, su frescura de comedia urbana, sus gotas de tragedia apátrida, su sólida factura visual. Todo encaja con soltura y frescor en una serie que apunta a generar un pequeño culto a su costa y, si finalmente no es así, quedará como dulce para conoisseurs, que ya es.
Lee nuestra crítica de Mo (Temporada 1)
24 – Somebody Somewhere – Temporada 1 (HBO)
Los enterados podrán hacerse una imagen mental bastante precisa de lo que supone Somebody Somewhere simplemente indicando sus dos puntos cardinales clave: producción de los hermanos Duplass y Bridget Everett como protagonista. Acertarán. Y todos contentos, porque esta especie de coming of middle age pone en fila bien ordenadita todas las virtudes de los unos, esa callada introspección indie, y la fuerza escénica, empapada de bruta comedia lacónica, de la otra. Fina dramedia midwesterner.
23 – Ramy – Temporada 3 (Hulu)
Parecía que Ramy Youssef iba a saldar el recorrido de su autoficción televisiva con sólo dos temporadas, pero cuando ya no lo esperábamos y estábamos a otras cosas ha decidido añadir un tercer capítulo que sigue explorando los básicos cotidianos de un joven egipcio-americano en Nueva Jersey. Especialmente sus fricciones con la vida religiosa, que esta vez le han llevado a colisionar frontalmente con su familia y amigos. Al final Ramy ha tenido que buscar dentro de sí mismo y aunque lo que ha salido pinta bastante feo la conclusión ha sido brillante y demoledora: aunque creamos lo contrario, el descubrimiento de nuestra propia identidad puede que termine siéndonos esquivo durante el resto de nuestras vidas.
22 – Tokyo Vice – Temporada 1 (HBO Max)
Ahora parece que las vibrantes palabras que electrificaban la crónica autobiográfica de Jake Adelstein sólo pudieran ser interpretadas por una persona posible. Nadie sino Michael Mann -director del piloto- supo poner imágenes e imprimir ritmo propio a Tokyo Vice y ahora le pertenece tanto a su autor literario como a él este elegante neonoir seriado en HBO, relato elegante y rasposo de los bajos fondos japoneses en el que el propio Adelstein, transmutado aquí en un entregado Ansel Elgort, se convierte en pozo de mierda de una oscura trama de trapicheos con la Yakuza. Un desesperanzado drama criminal sobre el choque cultural, la corrupción del poder y las consecuencias de la ambición.
21 – Documentary Now! – Temporada 4 (IFC)
Absoluta rareza en su concepción Documentary Now! es un caramelo para disfrutones del documental como formato creativo. En su cuarta temporada, Fred Armisen, Bill Hader, Seth Myers y su equipo han seguido explorando y homenajeando un puñado de títulos históricos con resultado francamente tronchante: de Los espigadores y la espigadora y Caras y lugares de Varda hasta Three Salons at the Seaside, pasando por un Burden of Dreams en el que un Herzog post-Aguirre pretende rodar una sitcom clásica en los Urales. Y es esa agilidad para captar la esencia de lo parodiado y al mismo tiempo resultar original, hilarante y emotivo lo que hace de Documentary Now! algo más que un refrescante refrigerio de entre-horas: esto es un ejercicio de hibridación extremadamente estimulante.
20 – Encerrado con el diablo – Miniserie (Apple TV+)
A partir de una truculenta historia real ejecutaba Dennis Lehane su salto definitivo a la televisión en una serie que, esta vez sí, escribe él de pe a pa. Y se le nota la mano: a pesar de tomar meandros narrativos ya conocidos (un condenado acepta colaborar con la policía para descubrir los siniestros planes de otro recluso, un asesino en serie) Lehane logra inyectar un buen chorro de esencia noir muy afín a su propia obra literaria y construir con ello una historia dura, psicológicamente compleja y moralmente delicada. El resultado es una robusta, tensa y muy estimulante miniserie que, además, esconde un par de interpretaciones de altura: unos muy convincentes Taron Egerton y Paul Walter Hauser.
19 – The Kingdom. Exodus – Temporada 3 (Mubi)
Si en 1997, año de emisión de su segunda temporada, Lars Von Trier ya era un tipo que aparentaba estar bastante de culo con la sociedad estos últimos 25 años parecen haberle pasado por encima como un camión. Pero esa es un poco la gracia de esta tercera y tardía tanda de episodios de The Kingdom, que luce tan desfasada que resulta casi vanguardista. Y reconforta ver que todo sigue más o menos como estaba, porque la factura es la misma y el tono también: comedia negra, horror surrealista, chaladuras paranormales y sátira de las instituciones. Pero es que además la reflexión del paso de los años aporta un extra insospechado de sensación de derrota ante unos tiempos que el propio autor niega -con lúdica autoconsciencia- reconocer que son mejores.
18 – Los Espookys – Temporada 2 (HBO)
Extraña, descolocante, engañosamente boba e innegablemente carismática. La tardía segunda temporada del cult hit hispano-estadounidense ha sido, respecto a su precedente, un más de todo: más surrealista, más autoconscientemente tontorrona, más juguetona en su asunción de ciertos códigos del culebrón latinoamericno, más queer en su representación del inconformismo, la libertad sexual y la fluidez de género, más apegada a su complicidad con la iconografía del cine de terror de serie B. Los Espookys sigue siendo una serie única y esperamos que haya más de ahí donde vino: por lo pronto a Julio Torres y Ana Fabrega parece no habérseles acabado la cuerda de lo excéntrico.
17 – Pachinko – Temporada 1 (Apple TV+)
Melodramón de aúpa, gran saga familiar dilatada en el tiempo y fresco social que se extiende por territorios coreanos, japoneses y norteamericanos. Y a pesar de todo esto, de su desmedido scope, Pachinko se las maneja para no rendirse deslavazadamente a su épica intrínseca sino para centrarse en lo que realmente perdura: los personajes, sus relaciones y sus luchas, con su respectivas derrotas y triunfos. Tomando como punto de partida la novela de Min Jin Lee y con Kogonada como faro estético Pachinko acierta tanto en eso, relatar de manera íntima historias humanas, como en capturar los complejos entramados sociopolíticos tendidos entre Corea y Japón a lo largo del siglo XX.
16 – Esto te va a doler – Temporada 1 (BBC)
El obstetra Adam Kay apuraba todas sus deudas emocionales y físicas para con el sistema de sanidad británico en unas memorias escritas que, cinco años después, han terminado encontrando una adaptación televisiva orquestada por él mismo. Y claro, hay mucha verdad en este drama tragicómico sobre un tipo -Ben Whishaw tan eficaz como siempre- al que no le da la vida al frente del área ginecológica en su hospital, que debe aprender a superar sus traumas y aceptar sus errores mientras se busca a sí mismo en la maraña sociolaboral de la treintena. Vaya si duele.
15 – Las de la última fila – Miniserie (Netflix)
Cinco amigas. Una de ellas tiene cáncer, prohibido decir quién. Antes de la primera serie de quimio se marchan de viaje a Andalucía bajo la promesa de, cada día, cumplir un reto, algo que no hayan hecho nunca antes. La premisa es atractiva, pero fácilmente virable hacia la lágrima fácil de un melodrama fofo y conformista. Afortunadamente en su salto a la televisión Daniel Sánchez Arévalo ha logrado esquivar el peligro gracias a un guion equilibradísimo, una realización siempre rica, un montaje muy vistoso y, por encima de todo, un elenco espectacular: Itsaso Arana, Mariona Terés, Godeliv van den Brandt, María Rodríguez Soto y Mónica Miranda hacen de esta una de las series más emotivas y lúcidas de la temporada.
14 – Derry Girls – Temporada 3 (Netflix)
Muchos feels con el final de la serie noventera de Lisa McGee, que se lo ha hecho venir bien para cuadrar la mayoría de edad de sus protagonistas con el primer paso de la madurez política en Irlanda: si la temporada se abría con el aftermath tras el alto el fuego del IRA, el referendum -el Acuerdo del Viernes Santo del 98- servía como telón final para una serie que ha terminado apostando por el optimismo y la esperanza en un futuro mejor. McGee no se ha olvidado de las animaladas adolescentes y el tono brutote que hicieron grande Derry Girls, pero siempre ha sabido entender, y en esta última tanda de episodios lo ha hecho muy patente, que el corazón está en esas cinco chicas (cuento a James) y su entorno inmediato: carisma, ternura y desparpajo cómico por un tubo.
13 – Nuestra bandera significa muerte – Temporada 1 (HBO Max)
Empezó titubeante pero pronto Nuestra bandera significa muerte se desmarcó de sus primas mayores (cualquier otro producto con el sello Taika Waititi) transitando otra vía, menos directa pero igual de gozosa: la del surrealismo tierno. Convertida en arrollador icono LGTBQI+, la definitiva comedia piratil aúna chifladura light con un diseño de personajes que es puro amor y orgullo identitario con spoof marinero, todo como gran lienzo donde dibujar, desarrollar y poner a crecer la, con perdón de ciertos señores en Separación, mejor pareja televisiva del año.
12 – Better Things – Temporada 5 (FX)
Se terminó. Pamela Adlon ha dejado marchar a su mayor y más importante creación hasta la fecha con un sentimiento reconfortante: soltar amarras a menudo puede traer nuevas formas de felicidad. Una amarga, pero al mismo tiempo reconfortante. En esta quinta campaña su Sam ha rubricado su homenaje a la maternidad más cerca y más lejos de sus hijas y de su madre. Y ha dejado más espacio que nunca a su gran tesis: la diversidad (identitaria, sexual, de género, de edad) marca la sociedad presente, le pese a quien le pese. Y aunque llevaba un par de temporadas algo carente de su frescura y transparencia originales Better Things nunca ha flaqueado en calidad. Esta última ha sido la definitiva prueba.
11 – Separación – Temporada 1 (Apple TV+)
Distopía laboral, sátira dudosamente hilarante, inquietante laberinto empresarial kafkiano. Aunque Separación plantea muchas cosas reconocibles (tiene huis clos buñueliano, locura claustrofóbica a lo El Prisionero y ánimos de adaptación televisiva de The Stanley Parable) se las maneja maravillosamente para ser ella misma: un culebrón fantacientífico mindbloweante que literaliza la pesadilla en la que el “trabajar para vivir” termina substituida por el “vivir para trabajar”. Producto audiovisual impecable (los capítulos dirigidos por Ben Stiller son vistosísimos) y enganche seriéfilo de gran magnitud.
10 – Irma Vep – Miniserie (HBO)
Olivier Assayas añade otro espejo más a su juego trasladando al formato televisivo su obra de culto de 1996 (mismo título, idénticas ambiciones, complementarios resultados), que a su vez fagocitaba y reinterpretaba el clásico Los vampiros, dirigido por Louis Feuillade en 1915. Aquí, con la imprescindible e irresistible complicidad de Alicia Vikander y Vincent Macaigne -alter-ego de Assayas- el realizador francés superpone capas metacinematográficas, reflexiona sobre la creación, los caprichos artísticos, la desfasada separación entre el cine comercial y el de autor, se ridiculiza a sí mismo y pone en entredicho el tratamiento de la mujer en la industria, todo ello en un producto multicapa intelectual y popular, juguetón, iconoclasta, fetichista y transgresor.
9 – Barry – Temporada 3 (HBO)
Tras una espera a todas luces demasiado agónica vuelve nuestro sociópata de cabecera con una temporada que no desluce el buen lugar que ocuparon sus dos primeras entregas. Al contrario, en esta su tercera la mezcla de géneros que nos propuso desde un principio -comedia negra, thriller criminal, drama de personajes, costumbrismo- llega mejor ligada que nunca en un global que es casi magia: pocas series tan bien escritas y dirigidas, tan agudas e inteligentes, tan abrasivas y, a su retorcida manera, tronchantes. Barry tiene el Infierno ganado pero Bill Hader acaba de conquistar su propio Cielo.
Lee nuestra crítica de Barry (Temporada 3)
8 – Hacks – Temporada 2 (HBO Max)
Deborah y Ava se embarcan en un tour (¿el último?) por un puñado de provincias que serán testigo de cargo para su definitivo idilio o su catastrófica ruptura. Poniéndonos más cursis, digamos que emprenden el viaje final hacia su gran autocuestionamiento, ese que en su caso tiene que ver con hacerse un hueco en el tan fugaz mundo de la comedia stand up. Hacks ofrece un montón de sabores, algunos de ellos solapados, nunca estomagantes: dulce, picante, salado, agridulce y ácido promueven un equilibrio tonal perfecto para una dramedy que está en sí misma muy cerca de serlo. Si no vuelve para una tercera ronda, sí vamos a llorar de verdad.
7 – The Bear – Temporada 1 (FX)
Alejada del glamour de los fogones más chic The Bear otorga a las ficciones sobre restaurantes una brutal fuerza motriz cimentada en un arrollador montaje-bulldozer, unos diálogos veloces e inteligentes y unas interpretaciones viscerales. Lo bueno es que todo ello es sólo una máscara: detrás de su impecable y muy cinematográfica puesta en escena se halla un poderoso drama familiar, una punzante comedia culinaria urbana y una oda a los lazos afectivos y a la necesidad de trabajo en equipo que cristaliza en un catártico final de enorme resonancia emocional.
6 – Reservation Dogs – Temporada 2 (FX)
Para su segunda temporada, los Rez Dogs han volado más libres aún y han decidido que por no deberse ya casi ni se deben a su propia linealidad argumental. Esto es más coral que nunca y aunque sigue habiendo conciencia de grupo, y de comunidad -en esa reserva indígena en Oklahoma-, a lo largo de esta decena de episodios cada personaje ha tenido su momento para brillar. De hecho, es el peso de la comunidad y lo ancestral, y su tensión permanente con la vida contemporánea, lo que ha condicionado constantemente a nuestros adolescentes y sus luchas por la búsqueda de la identidad y contra la frustración inherente a la vida adulta.
Lee nuestra crítica de Reservation Dogs – Temporada 2
5 – La ciudad es nuestra – Temporada 1 (HBO)
David Simon y George Pelcanos deberían justificar, sólo por nombre, el visionado de cualquier obra. Pero ojo, con esta nueva miniserie han vuelto al Baltimore que alojó su momento creativo más excelso: el de The Wire. Encapsulado en seis episodios, este retorno a los barrios, a las comisarías y a los despachos aloja una multitrama de corrupción que saca a reflotar la mierda en las cloacas institucionales y nos recuerda que, en los productos de Simon tanto como en la vida real, el gris es el color de toda escala moral. Pequeño monumento audiovisual erigido en reivindicación de los olvidados de la sociedad.
Lee nuestra crítica de La ciudad es nuestra (Piloto)
4 – Los ensayos – Temporada 1 (HBO)
Esperábamos algo grande del bueno de Nathan Fielder tras su Nathan al rescate y su presencia desde las sombras en How To with John Wilson. Pero no que nos petara la cabeza tan fuerte como lo ha hecho, con una serie que nadie sabe aún muy bien si es ficción o realidad y que va exactamente de eso: de cómo nos montamos ficciones para que nuestras realidades funcionen como nosotros creemos que deberían funcionar. Los ensayos es un tronchante y perturbador cóctel meta que descoloca y emociona y que confirma a Fielder como un tipo con la cabeza perfectamente amueblada, aunque esos muebles, quizá o quizá no, sean de atrezzo.
Lee nuestra crítica de Los ensayos (Piloto)
3 – Autodefensa – Temporada 1 (Filmin)
No, nunca han querido erigirse en representantes de una generación. Pero sí lo son de “una” generación. De una de ellas, me refiero, un cierto sector centennial de la Barcelona actual. El retrato juvenil de Berta Prieto, Belén Barenys (¡fenómenas!) y Miguel Ángel Blanca captura la vida de sexo, raves y drogas de un segmento de la juventud contemporánea situándose en un lugar estético intermedio a Larry Clark, las nuevas olas europeas, Instagram y la esencia trap. Una absoluta libertad conceptual y expositiva guía la arrolladora narrativa de esta serie trash y sofisticada que articula discursos entorno al feminismo y la sexualidad, la libertad y la comunicación, la muerte y el futuro en la era de la ansiedad y las redes sociales. De paso, sus creadores inauguran un género (llamémosle punkstagram) y se erigen en seria amenaza para el resto de ficciones de este país -que difícilmente llegarán a semejantes niveles de corrosión- y para les propies espectadores, en peligro de caer presa de la adicción: te puede molar, pero no te puto pilles.
2 – Atlanta – Temporadas 3 y 4 (FX)
Tras un parón agónico Donald Glover nos ha entregado casi de golpe y en un mismo año las dos últimas campañas de esta obra cumbre de la ficción seriada. Lo que él entiende por, y así debería ser en pleno siglo XXI, la gran novela americana en versión televisiva: un impresionante fresco urbano donde se trituran géneros y se subvierten mensajes, tendencias sociales y prejuicios. Una nueva piedra de toque del afro-surrealismo que aprieta las tuercas al racismo institucional y cotidiano mediante un sentido del realismo mágico sutil pero retorcido. Un producto que oscila entre lo radiográfico y lo directamente onírico y que sabe airear como ningún otro esa libertad narrativa que desde el principio ha guiado los criterios arquitectónicos de esta catedral narrativa.
1 – Better Call Saul – Temporada 6 (AMC)
Nos hemos emocionado. Hemos llorado (gimoteado casi) y hemos comprendido las razones de personajes a los que necesitamos amar y de otros a los que nos encanta odiar. Finalmente, Vince Gilligan y Peter Gould han constatado más que nunca en esta última temporada de su obra magna que el universo compartido con Breaking Bad es un puzle que ni siquiera sabíamos que aún estaba por terminar de armar: no sólo han encajado las piezas que ya conocíamos sino que han mostrado otras que permanecían ocultas y ahora parecen imprescindibles para dimensionar este gran esquema denso, complejo y totalmente gratificante. Better Call Saul ya es un fragmento clave de la ficción televisiva contemporánea.