No profanar el sueño de los muertos (Jorge Grau, 1974)
Seguimos nuestro modesto recorrido por lo más celebrado, o no, del terror español con este título de 1974, una coproducción con Italia dirigida por Jorge Grau, rodada en Cinecittà y Madrid, y con un casting y equipo técnico español, italiano y británico.
Sirva a modo de sinopsis la siguiente: un par de jovenes en ruta y de muy buen ver, George (Ray Lovelock) y Edna (Cristina Galbó), se conocen accidentalmente en una gasolinera de la campiña inglesa y se ven obligados a proseguir su viaje juntos. En una parada, recaban en el pequeño y convenientemente siniestro pueblo donde vive la hermana de ella. Pronto, Edna será atacada por un extraño personaje «con todos los signos de un ahogado» (¿?), supuestamente fallecido días antes, al mismo tiempo que George descubrirá cómo un grupo de trabajadores del ministerio de agricultura están exterminando las plagas de insectos gracias a un sistema de ondas sónicas emitidas por un novedoso artilugio mecánico (¡vade retro, progreso!).
El joven relacionará pronto ambos hechos y concluirá que las susodichas radiaciones sónicas han alterado el sueño del ex-cadáver, que se ha levantando de su tumba, y ahora se dedica a atacar al cuñado de Edna y a reclutar de un mausoleo, o fosa común, no lo tengo demasiado claro, a varios colegas de podredumbre, todos ellos hambrientos de carne fresca.
Paralelamente, un apolillado pero eficiente inspector de la policía, sigue el rastro de cadáveres (de cadáveres recientes, me refiero) y concluye que el reguero de muerte tiene el «sello inconfundible» de esos jovenes melenudos que celebran extrañas ceremonias y consumen sustancias narcóticas (sic). Lo que le lleva directamente, en un alarde de pensamiento deductivo, al único melenudo de la zona, que no es otro que George.
En fin, que los muertos se levantan, y a partir de aquí algunas vísceras, una torpe investigación criminal y un final trash en el que básicamente, ojito con el SPOILER, muere todo el mundo. FIN SPOILER
Es esta una película interesante por varios motivos. De entrada, porque fue un clarísimo ejemplo de cómo explotar el modelo George A. Romero sin que se vieran demasiado los costurones marketinescos. Muchos son los elementos que remiten a las películas del realizador neoyorkino. Desde la propia caracterización de los zombies (maquillaje, -ejem- expresividad corporal), hasta los puntos gore (los muertos «hunden» sus manos en abdómenes para extraer de ellos, a lo salvaje, grandes dosis de casquería variada) o el final, en el que como comentaba (recuerdo, SPOILER) no se salva ni la suegra del apuntador y que nos lleva directamente al de «La noche de los muertos vivientes» (George A. Romero, 1968), donde hasta el último superviviente no-zombie acaba muriendo, en su caso de un escopetazo propinado por un agente de las «fuerzas del orden». Muy no future y todo eso, aunque aún faltara algún añito para el nacimiento oficial del punk. FIN SPOILER
Pues bien, ese pesimismo desesperanzado también está presente en «No profanar el sueño de los muertos», y además se ve puntuado por un último plano en que la dichosa máquina causante de todo el desaguisado nos «mira» desafiante, casi luciendo una bonita sonrisa mecánica, mientras nos dice que como no busquemos soluciones, seguirá provocando el caos a sus anchas.
Porque este es el mensaje, simplón y algo naíf visto hoy día (me planteo si también en la época), que quiere transmitir la película. El control descabellado de la naturaleza por parte del hombre nos llevará al desastre. Un mensaje ecologista sencillo que sin embargo se pone en duda al mismo tiempo que se va viendo la película: ¿no será todo esto una coartada argumental para mostrarnos un exploit puro y duro de zombies?
Pues sí, eso podríamos llegar a pensar en un principio. Pero ah, en la película aparecen varios elementos que le dan empaque más allá de su condición de refrito. Porque sí, digámoslo ya, la película sabe un poco a reciclado. De Romero, y también en cierto grado del giallo italiano y las películas europeas de terror de bajo presupuesto y altas pretensiones.
Refrito de todo ello, pero como digo, refrito digno: Y aquí entra el tema de la ambientación y la atmósfera. Como era de esperar, muy cuidadas.
Desconcierta que teniendo una realización tan torpe la película resulte tan efectiva a la hora de crear mal rollo en ciertos momentos, entre los que destaca el de la resurrección de los cadáveres. Se trata de una secuencia sin música en la que sólo oímos inquietantes efectos sonoros, básicamente el aullido del viento y la respiración dificultosa y gemidos de los zombies. La fotografía es oscurísima y logra que sintamos la noche en nuestras carnes pese a ocurrir todo de día (en serio), incluso cuando los protagonistas salen de la fosa y vemos el cielo, totalmente encapotado. Un cielo muy british, por otro lado (súmenle un punto a la columna «ambientación»).
El resto de la película prácticamente carece también de música excepto ese siniestro tañido que hace las veces de banda sonora. Todo crea una sensación de lentitud, de parsimonia, acorde con los movimientos de los zombies y que logra hacernos olvidar la evidente ineficacia del director a la hora de rodar las escenas de acción (que alguna la hay, aunque cueste verlas), y no digamos de montarlas.
«No profanar el sueño de los muertos» es una película, pues, lastrada por las limitaciones y defectos habituales del momento, pero que genera una inquietud considerable y que pronto se instala en el cerebelo del espectador -sección Entrañabilismo-, de quien se gana su cariño. Vamos, que no sé qué extraño influjo ejerce sobre mí, pero me resulta un perfecto filme imperfecto que me roba el corazón.
A quien esto no le haya convencido (eh, no os culpo), decirle que además de lo explicado, sale una niña con síndrome de down (llamadme políticamente incorrecto ¡pero pueden dar mal rollo!), un bebé ensangrentado, que siempre mola, y el descuartizamiento de una secretaria insoportable, previo magreo y desgarro mamario.
Desconozco si se trata en definitiva de un homenaje planteado ya desde un principio como tal o de una incapacidad para salirse de un modelo establecido, reconocido y respetado, pero por lo que a mí respecta prefiero no cuestionarme sus motivaciones. Que a veces en la ignorancia se vive más feliz.
Uffff ! La vi hace años por televisión, hace muchos años (ya sabes, cuestiones de la edad que tiene uno), y te aseguro que lo pasé fatal (bien, pero fatal. Ya me entiendes).
Como dices, no se puede juzgar por sus "perfecciones o imperfecciones" porque es seguramente una de las mejores y más dignas muestras que ha dado el subgénero zombi, y además con sello spanishhhhh !
Yo también he visto varias de estas por televisión, principalmente gracias a esa impagable institución de difusión cultural -no exagero… bueno, un poco sí- que responde al nombre de Barcelona Televisió. Porque sí, BTV será snob, aburrida o pseudoelitista (OK, no simpre apetece una buena ración de disquisiciones pajilleromentales meta-loquesea de Joan Barril), pero es que programar cinco o seis películas semanales interesantes no lo hacen todas las cadenas…
El caso es que algun que otro verano BTV nos ha regalado jugosetes ciclos de terror europeo poniendo clásicos de gran valor 'camp'.
Otra cosa sobre tu comentario: es realmente curioso comprobar cómo hay productos tan claramente castizos como este (bien lo dices tú, "sello spanish") que sin embargo lo que pretenden es lo contrario, huir de la denominación de origen. En "No profanar" las localizaciones y aspiraciones miran claramente "hacia afuera", y aún así el resultado deja poco espacio a la duda.
Un día podríamos discutir del tema, pero creo que en pocas ocasiones se ha conseguido realizar cine de género en España plenamente despojado de cualquier aureola 'localista' ("A tiro limpio", de Francisco Pérez-Dolz es una de las excepciones que me viene a la cabeza).
Lo cual de entrada tampoco me parece necesariamente malo, ojo…
Saludos
"No profanar…" es una película que fue concebida desde el principio como un remake de "La noche de los muertos vivientes". La productora italiana le encargó a Jordi Grau la dirección de la película porque querían hacer una versión en color de la película de George A. Romero. Las similitudes son indiscutibles pero no se hizo con otra intención. Creo que es uno de los mejores títulos que ha dado el cinede terror español (sumando limitaciones técnicas, trabas que imponía la propia época en que se produjo la película y la inexperiencia del director en el género fantástico). Grau pasará a los anales de nuestro cine por su loable incursión en el género y por su capacidad para hacer que películas como esta perduren en el tiempo sin perder interés. Aunque "Ceremonia Sangrienta" (su primer título de género, previo a "No profanar…") envejece peor, es digna de mención tan sólo por tratar el tema de la condesa sangrienta (Erzsebeth de Bathory), poco tratado en nuestro país y por ende, poco conocido. Os recomiendo su visionado.
Gracias, Andrea! Hacemos esta sección ("Fantaterror") con la intención de descubrir y re-descubrir ciertas películas españolas más o menos olvidadas o de culto sólo en círculos reducidos.
Así que yo mismo, aunque ya las vi hace años, las estoy descubriendo realmente ahora: no soy experto en la materia y cada día voy conociendo nuevos datos sobre ellas.
Vamos, que se agradecen las recomendaciones: "Ceremonia Sangrienta" queda apuntadísima
¡Saludos!