clase de actuacion

Reseña de Clase de actuación, de Nick Dranso (Salamandra Graphic)

¿Estamos cada vez más incapacitados para no abordar las representaciones de las relaciones interpersonales desde el cinismo? Parece que, yo qué sé, el desencanto existencial, la pérdida de fe en una supuesta bondad inherente al ser humano, la creciente alienación, o lo que sea, impacte tanto en la manera en la que nos comunicamos que el paradigma social que se representa en las ficciones se haya reducido a eso. Gente que se esconde, que aparenta lo que no es, que miente en beneficio propio, que prefiere comerse sus propias frustraciones y neuras antes que tener que compartirlas para tratar de sanarlas.

Así que no sé, quizá en el fondo Nick Drnaso es otro cínico más o quizá deberíamos pensar y afrontar el hecho de que posiblemente nuestras ficciones busquen ser reflejo fiel de nuestras realidades. En cuyo caso el autor de Beverly y Sabrina sería más una especie de exorcista que un hipócrita: uno que pretende hacer limpio sacando toda la mierda que ocultan las personas bajo mantos de falsas personalidades superpuestas o situándolas a millas de distancia emocional. Y hay mucha de esa mierda en Clase de actuación.

En dicha clase se dan cita un puñado de descolocados afectivos y solitarios incurables: una pareja que necesita urgentemente renovarse o morir; una madre abrumada por su hijo pequeño, un chaval a medio camino de lo pueril y lo satánico; un hombre que se pasa todo el tiempo escondiendo bajo una expresión afable sus impulsos violentos y su desaprensión por los sentimientos ajenos; un profesor de teatro, el que dirige el tinglado, que a ratos parece un iluminado parapsicologista, a otros un amigo del «método Fielder» y a otros un niño con una lupa que juega con un grupo de hormigas desconcertadas. Él es quien plantea un puñado de situaciones que pretenden reflotar todos los sentimientos hundidos de sus alumnos a través de un método algo turbio que termina siendo radical: una inmersión interpretativa total que borrará la realidad inmediata de los participantes, quienes a ratos acabarán creyendo que de verdad están habitando sus propias pantomimas.

Así es como Dranso representa el psicodrama hacia el que se ven absorbidos este puñado de aspirantes a actores y actrices, sustituyendo paulatinamente los fondos, los contextos reales por aquellos imaginarios, trasladando a los personajes a las localizaciones en las que llevan a cabo sus representaciones. El autor practica aquí un ejercicio de catarsis lento y aparentemente frío, distante. Los diálogos son cotidianos, construidos desde el naturalismo, pero esconden cargas de profundidad hirientes, mientras que el dibujo se muestra estático, aparentemente inexpresivo, desprovisto de recursos de movimiento y marcado por los colores planos. Sin embargo semejante apartado artístico (marca de la casa, por otro lado) funciona como una especie de máscara irónica capaz de esconder decenas de estados de ánimo tras gestos hieráticos, tras rictus forzados, tras miradas silenciosas, de desprecio, distanciamiento o compasión.

A medida que avanza el relato el propio lector se ve inmerso en ese proceso de confusión en lo que es real y lo que es constructo hasta que, indefectiblemente, se formula la pregunta inevitable: ¿en qué momento la ficción ha sustituido la realidad de los personajes? Y más aún, ¿cuándo empezaron a sentirse más cómodos en sus representaciones que en su día a día? O peor, ¿si les ocurre algo en su constructo, les ocurrirá también en cuanto salgan de su representación? Quizá si decidimos que hay cinismo en la mirada de Drnaso es porque, en el fondo, vivimos en un momento cínico y no deberían incomodarnos como nos incomodan ficciones como Clase de interpretación: mejor abracemos su capacidad por retratar nuestros demonios y empecemos a rezar lo que sepamos por un paradigma de comunicación más transparente.

Corto documental sobre el proceso creativo de Clase de actuación (subtitulado)

Clase de actuación: el Nick Dranso más doloroso
  • Xavi Roldan
4.5

Por qué leer Clase de actuación

Sin mover en exceso sus coordenadas formales el autor Nick Drnaso sigue indagando en las neuras de una sociedad incómoda en su propio conformismo. En su última -y mejor- obra canaliza dicha contradicción a través de un puñado de personajes matriculados en un taller de interpretación y que terminan aún más perdidos en su propio laberinto emocional.

Sending
User Review
0 (0 votes)
Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

Te puede interesar...

Escríbenos algo

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *