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Reseña de Clementine, volumen 1, de Tillie Walden (ECC)

La idea es, de entrada y cuanto menos, chocante. Tillie Walden es una de las más respetadas autoras del tebeo de autor norteamericano del momento, dueña de una visión muy personal sobre la comunicación y la búsqueda de la identidad durante la adolescencia y artífice de algunos de los cómics importantes en el indie reciente: Piruetas, ¿Me estás escuchando? y En un rayo de sol. Todos ellos excelentes. Pero su encuentro con Skybound también es una perspectiva excitante, una manera refrescante de dar oxígeno a una franquicia desgastada y un campo de pruebas para una autora que no se ha prodigado en latitudes tan comerciales. Por algún motivo Robert Kirkman le ha confiado uno de los varios tentáculos que se extienden desde su popular (y ya extinta) serie madre y la cosa ha funcionado.

Pero Walden tiene mucho que decir, mucha personalidad que reivindicar. No se mete hasta las rodillas en los lodos de la trama principal, la que ya exploró Kirkman y la serie televisiva, sino que prefiere tomar un camino secundario. Adopta como centro de atención a Clementine, la protagonista infantil del excelente videojuego point’n’click de Telltale Games y la hace suya. Al fin y al cabo, reúne algunos de los rasgos que suelen caracterizar las narraciones de la autora estadounidense: nuestra protagonista está entrando de cabeza en la adolescencia, tiene una personalidad arrolladora… y es una desclasada.

Así empieza esta epopeya que se alargará durante dos tomos más. Con una Clementine que vaga en solitario por esas desoladas tierras infestadas de muertos, con un pie menos y bastante más voluntad y tesón de lo que se podría esperar. Ella sola se basta para sobrevivir tras la muerte de su amigo Lee y no se achanta ante los ataques de los hambrientos de carne. Pero no son ellos de quien debe cuidarse de verdad. Como en la serie original, la auténtica amenaza son las personas, los vivos, y el verdadero epicentro de los odios, las avaricias, la amistad y la solidaridad son las comunidades humanas. Insisto en que se entiende que, de algún modo, una autora como Walden se sienta poderosamente atraída hacia ese universo hasta el punto de fundirse con él incluso en lo gráfico: su propuesta formal, en blanco y negro, es indudablemente suya pero se integra muy bien con el trabajo de Charlie Adlard.

A partir de un profundo estudio de personajes en presente y pasado -mediante el uso de flashbacks- Clementine investiga, como ya hacía Kirkman, las consecuencias de la soledad y la necesidad de vivir en sociedad. Pero lo hace adoptando un punto de vista mucho más limpio. Contempla una fricción entre los comportamientos convencionales de las y los jóvenes y la obligación de obedecer a unas reglas que parecen haber sido impuestas en algún momento por adultos. Coloca a sus personajes en posiciones de superioridad e inferioridad y reflexiona sobre el origen de la violencia: en una situación crítica, ¿cuánta de esa violencia puede estar ya impresa en el ADN de un joven y, sobre todo, cuánta capacidad de empatía y comprensión mutua pueden tener ellas y ellos para reestablecer el orden en un mundo que parece haberse ido a la mierda por culpa de sus predecesores mayores?

Booktrailer de Clementine

Clementine: aire fresco para una franquicia zombi
  • Xavi Roldan
4

Por qué leer Clementine

Al principio sorprende, pero pronto convence esta aproximación de la indie Tillie Walden al universo The Walking Dead. Un spinoff de un personaje que ya es canon y que funciona como perfecto recipiente para las dos corrientes que aquí se dan la mano: la radiografía emocional adolescente de Walden con la filia mainstream del producto original de Kirkman

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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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