Reseña de Matrix, de Lauren Groff (Lumen)
Inquieta, malcarada, Marie deja la corte de Leonor de Aquitania para instalarse en una abadía británica, donde ejercerá de priora. Sus instintos y su sed de libertad, presuntamente encorsetados bajo el hábito, no tardarán en empezar a asomar. Corre el siglo XII y Marie es la enigmática poetisa María de Francia. Bajo esta coartada de aparente novela histórica disfraza Lauren Groff su nueva obra, que no es tanto eso, un estudio de las costumbres de la vida religiosa medieval -aunque también-, como el candente retrato de una mujer en llamas. Las de la vida, el arte y el sexo.
Marie abandona pues sus comodidades y se instala en un territorio desolado, oscuro, maloliente, esa cochambrosa comuna femenina donde las monjas conviven con la enfermedad y el oscurantismo. Un lugar, tierra de insalubre pobreza pero también de infinitas leyendas, sacras o no, donde lo telúrico disipa sus fronteras con lo místico. También donde la joven pronto se encontrará libre del patriarcado para transgredir el definitivo postulado de opresión masculina: las Sagradas Escrituras, esos textos en los que la mujer siempre ha sido “una sombra en la pared” (palabras de la propia autora) y su cuerpo un misterio que no debería ser profanado, elemento pecaminoso y presunta fuente de todo mal.
La autora describe la abadía y sus alrededores como un lugar primitivo, austero, donde reina la superstición, en el que la medicina es aún una utopía y las mujeres están abandonadas a su propia clausura intelectual, a su forzado analfabetismo. La llegada de Marie cambia el panorama. Inicialmente autosepultada en vida bajo una existencia de ascetismo y soledad, la nueva priora poco a poco va tomando el control de su destino y su cuerpo, hasta que, finalmente, redescubre el deseo, o elimina su propio cortafuegos sexual autoimplantado. En ese momento todo toma calor y color, trascendiendo los fríos postulados de castidad del credo y ensanchando los límites de lo que puede permitirse desear una mujer. Empieza a forjarse así una nueva Arcadia feminista. Y con ella un personaje protagonista que va creciendo, cobrando fuerza y adoptando pliegues morales, decidida a confrontar el statu quo violentando a sus compañeras tanto como a sí misma, poniendo en crisis sus valores más supuestamente inamovibles. Casi una conquistadora a pequeña escala que encapsula rebeldía femenina, pulveriza toda impotencia y rechaza cualquier subyugación a unas normas de conducta perversas.
La de Groff es una prosa a herida abierta, sin pausa en su ritmo, desprovista de diálogo directo e imbuida a partes iguales de belleza serena y brutalidad primitiva. De fuerza descomunal. Es directa en el relato de los hechos pero generosa y muy precisa en las descripciones, que transmiten lirismo y evidencian un profundo conocimiento de la época, de las costumbres y de los ambientes. Es realista pero también es alegórica, ofreciendo una compleja descripción psicológica de su protagonista y al mismo tiempo representando, de modo más metafórico -a ratos fantasmagórico-, sus miedos y deseos. Una Marie que pretende convertirse en revancha y en símbolo, tan modélica como imperfecta. Groff le concede su deseo en esta nueva diana literaria perfecta, una novela hermosa pero abrasiva.
Lauren Groff habla de Matrix
Matrix, absorbente ficción histórica feminista
Por qué leer Matrix
Lauren Groff homenajea y hace justicia a una figura histórica poco recordada, una María de Francia que en Matrix se convierte en un símbolo de libertad y rebeldía, centro de una historia dura y emotiva