Reseña de Túneles, de Rutu Modan (Salamandra Graphic)
Si hay un conflicto geopolítico, social y ético que hemos visto retratado en la ficción, la docuficción y el periodismo contemporáneo, ese es el de Israel y Palestina. No es para menos: sin caer en frivolidades el choque en cuestión contiene toda esa gasolina moral que puede alimentar incendios de distinto tamaño, inflamar debates de variable intensidad y prender reflexiones de diverso enfoque. Así que sí, son muchos los ejemplos, pero probablemente ninguno como Túneles, la nueva novela gráfica de la cotizada Rutu Modan, quien se deja ver más bien poco pero que genera una buena onda expansiva cada vez que publica algo: esta es tan sólo su tercera obra larga, pero las dos anteriores fueron las celebradísimas Metralla y La propiedad. Casi nada.
Lo que distingue la obra de Modan del resto es su tono. Y su género. En Túneles el conflicto no es el centro de atención, o por lo menos no es la excusa de base. Al contrario, esto es una historia casi de aventuras motivada por la búsqueda del Arca de la Alianza (!) que, según investigaciones y excavaciones del padre, ya senil, de la protagonista, podría estar enterrada en una ubicación muy cercana a Jerusalén. El problema, que el lugar exacto pertenecería a territorio palestino. De este modo, Nili decide reemprender esas pretéritas prospecciones abortadas años atrás y cruzar clandestinamente el muro de separación por vía subterránea, dispuesta a recuperar un objeto tradicionalmente vinculado a su país pero, especialmente, a reivindicar el legado de su padre culminando su trabajo inconcluso.
Túneles es una novela de aventuras sin aventura. O por lo menos sin viaje. Pero su aliento es inconfundible. Es el mismo que respiran algunas aventuras de Tintín, ese cuyo fuelle es la sensación de peligro, la sed de descubrimiento, la conexión activa con el pasado… y también el giro cómico costumbrista. Y hay mucho de esto último en un tebeo que, en realidad es muy serio: el ojo clínico de Modan para representar costumbres, catalogar comportamientos a medio camino de lo descreído y lo beato responde a un ánimo radiográfico y satírico que, además, ayuda a construir el micromundo humano que conforman sus personajes: esa protagonista que, sin darse cuenta, descuida a su padre e incluso a su hijo, abducida por la emoción de sus hallazgos. Su propio hermano, que lleva una vida afectiva secreta y con quien redescubre una relación que, a pesar de todo, sigue contaminada por una cierta desconfianza fraternal. Esos chupatintas aspirantes a filántropos que lo único que buscan es su propia fama o engrosar su colección de antiguallas con pedigrí histórico.
Todos ellos conforman esta divertida historia de obsesiones, rencillas, tradiciones y traiciones, lazos familiares, codicia, responsabilidad patrimonial y espionaje lo-fi. Un vehículo narrativo aparentemente ligero pero que funciona como brillante alegoría de un tema que, como estos mismos personajes, se encuentra a menudo con incontables ramificaciones en forma de debate que recorre los cimientos subterráneos de toda una sociedad.
Túneles: excavando en conflictos
Por qué leer Túneles
Poco a poco, Rutu Modan se está construyendo una carrera tan sólida como ecléctica. Túneles es su obra más ligera pero no por ello menos interesante: una aventura arqueológica que mira al pasado más remoto de Israel para explicar, no sin ironía, su presente.